Esta poetisa española, nacida en Calanda (Teruel) y recuperada por nosotros en 2009, fue hermana de Luis Herrero de Tejada y, como él, también poeta, aunque menos mundana.
La suya es una poética de inspiración esencialmente religiosa, que bebe inconscientemente de las fuentes de la gran tradición mística española, sin superar por ello un alcance meramente provinciano.
La futura sor Luisa ingresó a temprana edad en el turolense Convento de Valdealgorfa, del que llegaría a ser abadesa. Tuvo, dice el historiador Vicente Allanegui, “don de poesía natural”, y compuso sus primeros versos a los trece años de edad.
Sus estudios se centraron en la Sagrada Escritura y en la Historia Eclesiástica. Escribió mucho (una treintena de obras), pero poco sobrevive de su producción, de la que podemos mencionar un Novenario a Nuestra Señora del Pilar y una Vida de San Luis, obispo de Tolosa, entre otros trabajos ignotos.
He aquí un botón de muestra:
A Jesús en la cruz
¿Quién os puso esa divisa?
Luisa
¿Quién os clavó en el madero?
Herrero
¿Qué herrero? ¿Prenda adorada?
De Tejada
Viva de vos olvidada
mi gloria, mi bien, mi luz
pues os puso en esa cruz.
Luisa Herrero de Tejada.
NOTA ADICIONAL
El esfuerzo era considerable, y el resultado ha sido óptimo, de todo punto necesario. El escritor y periodista Juan Domínguez Lasierra ha llevado a cabo el empeño: recopilar en una antología total (“de Marcial a los penúltimos poetas”, reza el subtítulo) los diversos frutos poéticos de casi dos milenios de la historia de Aragón, desde el eximio Marco Valerio Marcial hasta nuestros días. La poesía aragonesa (y decimos “aragonesa” en el más amplio sentido de la palabra, sin exclusivismos: “aragonesa” en cuanto que escrita por aragoneses) bien lo merecía.
Meramente agradecer aquí a Domínguez Lasierra la gentileza de recuperar en su antología a una olvidada figura tiempo ha reivindicada por nosotros, y de justificar tal recuperación en virtud de nuestra reivindicación de entonces: Luis Herrero de Tejada y Rubira, poeta no por menor menos estimable (lo mismo que su prolífica hermana, la franciscana Sor Luisa, igualmente rescatada en la antología). Se hace así justicia a unas figuras ocultas que, de lo contrario, terminarán por ser borradas (lo mismo que tantas otras ya irrecuperables) en el torbellino de la Historia de la Literatura.
Los cisnes aragoneses. De Marcial a los penúltimos poetas
Juan Domínguez Lasierra – Ed. Delsan Libros, 2013
José Antonio Bielsa Arbiol