En la edición de Heraldo de Aragón en papel del miércoles 25 de marzo de 2020, aparece en la sección tribuna, en una columna titulada La Rotonda, un artículo del sinólogo, traductor y profesor de chino Juande Blasco.
El artículo comienza con una cita de Confucio: “Aquellos que no tienen sentimiento de benevolencia hacia los demas no podran aguantar largo tiempo ni una situación de escasez, ni una situación de felicidad. Aquellos que poseen esta virtud descansan en ella y aquellos que son sabios anhelan tenerla”. La respuesta a esto la tienes al final, pero vayamos por partes que decía Jack el destripador.
Empecemos: Dice “Poner la mirada en China estos días me parece vital”. No lo entiendo Juande ¿ Poner la mirada en una dictadura cruel y despótica es vital? ¿Para qué? China fue el origen de la pandemia y más allá de orientalismos de moda, no cabe duda de que intentó por todos los medios ocultar la epidemia e incluso encerrar a quien lo denunció. Que por cierto falleció en Febrero a causa del coronavirus cosa que seguramente no entristeció precisamente a Xi Jinping. Tan confuciano él según tú.
Hablas también Juande de: “El respeto a los mayores y la armonía social son valores que llevan conviviendo miles de años en la cultura China” ¿Qué quieres decir Juande? Europa siempre respetó a sus mayores, a su historia, a sus héroes, a su identidad cristiana, hasta que la revolución, dejó a muchos huérfanos de espiritualidad. La espiritualidad que guió a tus mayores (los tuyos, no los de ningún chino) fue la cristiana y apoyados en esa espiritualidad y firme Fe fueron capaces de superar las infinitas y duras pruebas que han ido jalonando la historia de España y Europa. De la Cristiandad. No creo que haga falta ser sinologo para entender esto, es simplemente historia.
Ha sido la revolución, no la Tradición, la que ha dejado abandonados a nuestros mayores de los que hablamos hoy como si fueran “objetos” prescindibles y destinados a la chatarra. Es la modernidad laicista Juande, no Confucio la que ha hecho a gran parte de la sociedad insolidaria e insensible a nuestros mayores.
Sigues más adelante: “Siempre hemos estado conectados y quizás después de esto salgamos reforzados y seamos más conscientes de cómo nuestra actitud y concienciación puede curar enfermedades, la economía o el medio ambiente”. Esto según nos dices lo escribes mientras “miras una de las plantas que tienes en tu escritorio”. Todo muy zen y molón.
Pero mira Juande, las enfermedades las curan los médicos, no la meditación, ni la oración ( que ayudan y mucho, pero no curan), la economía funciona cuando se dan unas mínimas condiciones de libertad de comerciar y reglas claras de competencia y el medio ambiente se curará con unas políticas medioambientales que no dependen de mitos confucianos sino de la media entre necesidades y sostenibilidad.
Creo que el objeto de tu artículo, Juande, era insuflarnos un poco de ánimo espiritual, pero te has colado. No es nuevo esto. Las pandemias suceden, como los accidentes o los hijos ilegítimos, son cosas que han pasado y pasan. Tu articulo es una muestra de la orfandad de una sociedad secularizada hasta la náusea y que tiene que ir a buscar respuestas a China o la India o a los esquimales. Todo por no reconocer la soberanía de Nuestro Señor Jesucristo que tan clara era para nuestros mayores y que nosotros, tú eres la viva muestra, hemos abandonado para quedarnos desamparados y agarrarnos a cualquier idolatría lejana, conformista y hueca. Si necesitas un mensaje espiritual y de ayuda, un mensaje verdaderamente profundo, que te sostenga en estos difíciles momentos, te voy a recordar uno muy sencillo que seguro que conoces, pero tu sabrás porque has decidido olvidarlo. Un mensaje que fue el que sostuvo a nuestros padres en muchos momentos de tribulación bastante peores que este. Un mensaje que podrías haber encontrado en tu Tradición cristiana ,hispana y universal (católica). La tuya, por muy sinólogo que seas y mucho empeño que pongas en olvidarla.
“Os doy un nuevo mandamiento: Amaos unos a otros, como yo os he amado así también vosotros debéis amaros unos a otros” (Juan 13, 34)
Ahi te lo dejo Juande, meditalo mientras miras tu bonsai.
Sergio Benito
Magnífica aclaración y puntualización sin complejos, ni pelos en la lengua.