La Revolución no duerme en España. Y menos que nunca ahora, en plena crisis y emergencia sanitaria por la pandemia. Mientras el nuevo Fouché del régimen, el ministro GRANDE MARLASKA, continúa dando la batalla de los bulos y la desinformación (?), entre bastidores sigue fraguándose sin descanso la organización institucional de una nueva tiranía totalitaria. No ha dejado por ello de contribuir a la causa su predecesora en estos menesteres, aunque fuera teóricamente en otra cartera ministerial, la nueva Fiscal General del Estado, Dª Dolores DELGADO
Las Cortes, por su parte, aparentemente no funcionan, o funcionan al mínimo,… ¿no? Pues en realidad, no. Lo poco que queda del llamado Estado de Derecho en España está siendo desguazando a marchas forzadas, para reemplazarlo por un Estado confesional marxista, en que el mismo Derecho no es sino la voluntad de la clase dominante erigida en ley, en la fórmula marxista clásica. Es decir, el formalismo y el voluntarismo jurídico llevados hasta el límite del paroxismo. El Derecho no es ni puede ser, para el marxismo doctrinario, el instrumento jurídico de configuración de un orden social fundado en la justicia, sino tan sólo el protocolo de actuación de las instituciones revolucionarias: dos pasos adelante y un paso hacia atrás…
Mientras la mayor parte del pueblo permanece absorta en el espectáculo dantesco que está ofreciendo el sedicente gobierno de España en su gestión de la crisis desencadenada por la pandemia del coronovirus, este mismo gobierno y sus “confluencias” o apoyos interesados, están promoviendo la aprobación de una ley de eutanasia, de una nueva reforma educativa, en la línea habitual, y, por si esto fuera poco, de un nuevo marco jurídico para el poder judicial. Con esto, con el género, con sus terminales mediáticas adecuadamente apesebradas y estabuladas y con sus infinitos tentáculos, ¿qué le queda a esta cuadrilla para hacerse con el control omnímodo de la sociedad? ¿Qué hace la presunta oposición? Espero equivocarme,… ¿criticar la gestión del gobierno en esta crisis? Despierta, España, antes de que sea demasiado tarde.