OBISPO y CONFESOR.
Festividad: 21 de Junio.
Elogio: En Huesca, ciudad del Reino de Aragón, San Ramón, que, siendo canónigo regular, fue designado obispo de Roda y de Barbastro, sede de la que fue expulsado durante tres años por no querer combatir nunca con las armas a los enemigos de la fe cristiana.
Ramón (o Raimundo) nació en Durbán (hoy Durban-sur-Arize), Francia. Durante algún tiempo se dedicó a la carrera de las armas, pero todavía joven, solicitó ser admitido entre los canónigos de la iglesia de San Severino de Toulouse. Al cabo de algunos años fue elegido superior por unanimidad. De allí, el Rey de Aragón, Pedro I, lo puso en la sede episcopal de Barbastro (1104). Ramón fue recibido con entusiasmo en su diócesis. Fue consagrado obispo en la catedral, por Bernardo, obispo de Toulouse y Legado de la Santa Sede, en presencia de los obispos de la provincia.
El suceso que dejó más huella durante el obispado de Ramón, fue el arreglo de los conflictos entre los obispos vecinos. A medida que los cristianos reconquistaban de manos de los árabes el país, faltaba reorganizar la jerarquía católica y no era fácil conciliar los intereses y los derechos de cada quien. El obispo de Barbastro tenía un doble título: obispo de Barbastro y de Roda. Ésta era una segunda diócesis que el obispo de Urgel, Odón, agregó a la primera. Él la ocupó, por la fuerza, en 1104. Una orden formal del Papa Pascual II le permitió tomarla y el incidente concluyó.
La situación en Roda era clara. No sucedía lo mismo en Barbastro y, cuando Ramón obtuvo del Papa la sede de Lérida, desde la recuperación de esta ciudad que había sido reconquistada (2 de mayo de 1110), el obispo de Huesca, Esteban, vio en ello una transgresión a sus derechos y resolvió reconquistar por la fuerza el territorio que se le escapaba. Hacia 1116-1118, con la ayuda de la armada del Rey Alfonso l, ocupó Barbastro e hizo conducir a Ramón a Roda. A pesar de una sentencia de excomunión por parte del Papa Pascual II y los esfuerzos para ponerla en obra, de sus sucesores Gelasio II y Calixto II, Esteban no dejó Barbastro, la cual no cayó bajo la jurisdicción efectiva del obispo de Roda, sino muchos años después de la muerte de los dos adversarios.
En medio de estas pruebas, Ramón dio ejemplo de todas las virtudes: usaba cilicio, y su caridad hacia sus pereseguidores no se desmintió jamás. Murió el 21 de junio de 1126, a su regreso de una expedición a Málaga, en la que había tomado parte al lado del Rey de Aragón, Alfonso I. Fue sepultado en la catedral de Roda. Su tercer sucesor, Geofredo, al ver los milagros que se hacían en su tumba, hizo llevar el cuerpo a un lugar más honorable, el 17 de diciembre de 1143, ante la presencia de numerosos obispos, entre los cuales se encontraba el sucesor de Esteban de Huesca. El Papa Inocencio II, diez años después de la muerte de Ramón, lo canonizó.
LAS HOGUERAS DE SAN RAMÓN.
La costumbre de las hogueras prevalece en Barbastro con motivo de la festividad de San Ramón del Monte, para ser más exactos en la noche del 20 de junio, tras el rezo de las “Vísperas” en la oración de la tarde. La Cofradía de San Ramón organiza los actos en la ermita construida hace cuarenta años, en sustitución de la que levantó a sus expensas el obispo Jaime Fort y Puig (1847), aunque la primera fue erigida por el obispo Miguel de Cercito (1594). Es el lugar elegido por los barbastrenses para recordar la despedida del obispo Ramón Guillermo camino de su destierro (1116), desde el monte “de las forcas”, hacia Roda de Isábena.