MONJE y OBISPO.
Festividad: 30 de Junio.
Elogio: En Osnabrück, en Sajonia, San Adolfo, obispo, que acogió en el monasterio de Altenkamp las costumbres cistercienses.
Son escasos los detalles cronológicos existentes en el caso de san Adolfo, excepto la fecha de su episcopado. Pertenecía a la familia de los condes de Tecklenburg (Westfalia) y a muy temprana edad fue hecho canónigo de Colonia. Deseando, no obstante, servir a Dios con mayor perfección, entró al vecino monasterio cisterciense de Camp. Parece que todavía era muy joven cuando, al ser trasladado Gerardo, obispo de Osnabrück, a la sede de Bremen, en 1216, Adolfo fue elegido para reemplazarlo. Se dice que el nuevo obispo fue sumamente activo en todo género de obras de caridad e hizo honda impresión en los ciudadanos por sus virtudes y austeridad de vida. A su muerte, le rindieron todas las señales de respeto en su lugar de descanso, y aunque nunca ha sido oficialmente canonizado, el culto que comenzó en el siglo trece, ha perdurado hasta nuestros días, y es reconocido litúrgicamente en la diócesis con una fiesta en su honor el día 14 de febrero, aunque el día mismo de su muerte fue el 30 de junio de 1224.
El primer altar en su honor fue erigido en la catedral de Osnabrück en 1632, y en 1651 el obispo, en presencia del Capítulo catedralicio y de muchos fieles, hizo abrir el sepulcro del obispo y colocar las reliquias en un lugar honorífico. Eso, sin embargo, no vale como beatificación oficial, ya que si bien este rito había estado en uso en el Medioevo, había sido definitivamente abolido por Urbano VIII en 1634. Pero es por este motivo que en muchos santorales figura como «culto aprobado» en 1651. En la actualidad, al haber sido vuelto a inscribir en el Martirologio Romano, se puede decir que hay un positivo acto de aprobación del culto, si bien con el título de santo pero con rango de beato, ya que sólo se autoriza el culto local (que en este caso sería para el Císter y la diócesis).