El sistema educativo español tiene problemas estructurales desde hace más de 30 años, sin embargo, las administraciones públicas se dedican a legislar a espaldas del profesorado. Con la implantación de la LOMLOE, sexta Ley Orgánica de la democracia, nos encontramos a un profesorado superado por una absurda burocracia que en nada mejora la enseñanza de su alumnado. Todo ello, añadido con no mejorar sus condiciones de trabajo, ya que tiene el mismo número de alumnos por clase y el mismo horario lectivo. Además, la imposición de nuevas metodologías de la educación limita la libertad de cátedra, menosprecian la especialización docente e incluso atacan la autonomía del docente para enseñar.
Es patente la precariedad de la Educación en España, su escasa financiación, el déficit de personal, el exceso de burocracia y la falta de reconocimiento al personal docente. Cabe destacar el poco reconocimiento profesional del profesorado y los pocos recursos de que dispone para hacer su trabajo. Es preciso que los docentes puedan dedicarse a dar clase y no se pasen el día entero haciendo papeles. Cada vez se carga de más burocracia a los profesores para un sistema educativo cuyos resultados se han visto reflejados en el último informe de la OCDE.
Igualmente es necesario solucionar el tema de las altas ratios que existen en nuestro país. No es cuestión de medias aritméticas. Nuestro alumnado no es un simple número. Las matemáticas exactas no siempre sirven en la educación.
Por todo ello se hace necesario un estatuto docente y un pacto de estado por la educación en nuestro país. Un estatuto docente que aborde de una vez por todas la regulación laboral de la profesión a través de una norma de carácter básico para todo el Estado, esto solo tiene sentido si nuestro sistema constitucional considera necesario conservar el carácter nacional de los docentes. También es urgente un pacto de estado por la educación que abogue por la calidad y la excelencia educativa, la equidad y, por tanto, la defensa del sistema público y la estabilidad de nuestro modelo educativo.
Vicente Alba