Hoy ha sido entronizado como nuevo presidente del gobierno de España Pedro Sánchez, por 179 a su favor, y 171 en contra.

Es decir, tenemos una nación dividida en dos mitades, prácticamente iguales, desde el punto de vista de la aritmética parlamentaria.

Ahora bien, ese nombramiento, legal, cuando lo firme el Jefe del  Estado, ¿es legítimo…?

En mi opinión,  no.

La legitimidad es un concepto más amplio que el  de la mera legalidad, y supone la utilización de la Constitución y del Derecho para fines que satisfagan el interés general, y no para servirse del Estado, en beneficio propio.

Que un presidente del gobierno  en funciones, y el PSOE, firmen una serie de pactos, más bien cesiones, con un prófugo de la justicia española, que lleva más de seis años huido de España,  supongo que con la idea de esperar la prescripción de sus delitos, es vergonzoso, y deja al Estado a los pies de los caballos.

¡Y que ese mismo huido pida “escolta policial española”, que vele por su vida, ya que siente miedo, es todavía más esperpéntico, si cabe!

La Constitución consagra como derecho fundamental el derecho a la igualdad (art. 14), pero, a partir de ahora, habrá españoles de primera y de segunda.

De primera serán los catalanes y los vascos, y todos los demás, seremos de segunda.

Que se reconozca la existencia de “naciones” dentro de España, atenta claramente contra la Constitución, por mucho que Conde-Pumpido pueda decir lo contrario.

El art. 2 es claro y contundente, y no necesita interpretación alguna:

“La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles…”.

Y no vamos a hablar de lo que estipula el art. 9, 3, pues entonces ya sería para salir corriendo de España:

“La Constitución garantiza el principio de legalidad, la jerarquía normativa…, la seguridad jurídica, la responsabilidad y la interdicción de la arbitrariedad de los poderes públicos”.

De los poderes públicos, pero  no de Pedro Sánchez, que es la arbitrariedad en persona.

Escribo apesadumbrado, perplejo, estupefacto, por todo lo que está sucediendo, y mucho me temo que lo que veremos dentro de poco será todavía peor, si ello es  posible.

¿Qué legitimidad puede tener un presidente del gobierno que ha recurrido a un prófugo de la justicia de España para auparse de nuevo en el poder…?

En fin, señores votantes y botontos del  PSOE, ¡disfruten de lo votado, y que les aproveche!

Lo malo es que lo “disfrutaremos” todos.

 

Ramiro Grau Morancho

Profesor Universitario de Derecho

Abogado y Académico Correspondiente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España

Ramiro Grau Morancho