El artículo 8 de la Constitución dice que:
“1. Las Fuerzas Armadas, constituidas por el Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire, tienen como misión garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional”.
Hace ya años que España está siendo invadida y okupada por harapientos, pateristas y delincuentes de todo el mundo, pues han descubierto que aquí todo es gratis –para ellos, no para nosotros-, y que los criminales tienen más derechos que los policías, guardias civiles y las víctimas de los delitos.
Ceuta y Melilla, las playas del sur de España, las islas Canarias, y hasta Baleares, reciben miles y miles de inmigrantes, a los que el gobierno no devuelve a los lugares de origen, y a gastos pagados.
¿Usted permitiría que un okupa se quedara a vivir en su casa, por tiempo indefinido, y gratis total…?
Seguro que no.
Pues eso sucede con esas sucesivas e ininterrumpidas oleadas de extracomunitarios, la mayoría sin oficio ni beneficio, menas –menores no acompañados- a los que hay que mantener sine die, etc.
Es más, la Armada se dedica a “pescar” a esos inmigrantes, y traerles a España, en lugar de impedir su llegada, destruir las embarcaciones, en su caso, para que no puedan seguir actuando dentro de ese tráfico de negreros que ha florecido, de la mano de varias ONGs, que en realidad deberían llamarse organizaciónes de jetas, pues eso es lo que son.
Y altamente subvencionadas por la familia Soros, y el propio gobierno “español”, aunque trabaje contra España.
¿Pero qué pasa con la defensa del ordenamiento constitucional…?
Pues que “nuestras” fuerzas armadas se hacen las sordas, y pasan de todo.
¿Para qué queremos unos ejércitos que solo sirven como gendarmes internacionales, al servicio del NOM, y en naciones que muchos de nosotros no sabemos ni dónde están…?
La gravedad de la situación es tal que, como decía Osward Spengler: “Siempre ha sido un pelotón de soldados el que ha salvado la civilización”.
Y a España, añado yo.
Y en esas estamos…
Termino ya, antes de que me acusen de golpista.
De golpista, sí, pero contra los terroristas y separatistas, que atentan contra la Constitución y el Estado de Derecho.
Como decía Spengler:
“Hemos nacido en esta época y debemos seguir valientemente el camino hasta nuestro destino final. Es la única opción. Nuestro deber es mantener la posición perdida, sin esperanza, sin rescate, como aquel soldado romano cuyos huesos fueron encontrados frente a una puerta en Pompeya, que murió en su puesto durante la erupción del Vesubio porque olvidaron darle licencia.
Eso es la grandeza, eso es lo que significa entereza.
El honorable final es lo único que no puede serle arrebatado al hombre”.
Ramiro Grau Morancho
Académico, jurista y escritor
Ramiro, alegar la Constitución a estas alturas es de una ingenuidad tremenda
Solo
DIOS y PATRIA