Oraciones a la Virgen María Santísima

 

En estos tiempos próximos a la segunda venida de Nuestro Señor, obligados estamos a dar testimonio de Cristo, y mayo, el mes de Su Madre, a rezar con intensidad y sin parar un solo instante.

 

2 Timoteo 1:8-12

No te avergüences de dar testimonio a favor de Nuestro Señor; ni tampoco te avergüences de mí, preso por causa suya; antes bien, con las fuerzas que Dios te da, acepta tu parte en los sufrimientos que vienen por causa del Evangelio.

Marcos 8:38
… cualquiera que se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre también se avergonzará de él, cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles.

Dar testimonio de Cristo Jesús Nuestro Señor significa en todo momento proclamar nuestra FE.

Viva Cristo Rey

 

Salmo 103 (102) -parte-

Bendice al Señor, alma mía,
que todo mi ser bendiga a su santo Nombre;
2 bendice al Señor, alma mía,
y nunca olvides sus beneficios.

Invitación universal a bendecir al Señor

19 El Señor puso su trono en el cielo,
y su realeza gobierna el universo.
20 ¡Bendigan al Señor, todos sus ángeles,
los fuertes guerreros que cumplen sus órdenes
apenas oyen la voz de su palabra!
21 ¡Bendigan al Señor, todos sus ejércitos,
sus servidores, los que cumplen su voluntad!
22 ¡Bendíganlo todas sus obras,
en todos los lugares donde ejerce su dominio!
¡Bendice al Señor, alma mía!

Oraciones a la Virgen Santísima durante el mes de mayo… y todo el año

Regina Coeli

Reina del cielo alégrate; aleluya.
Porque el Señor a quien has merecido llevar; aleluya.
Ha resucitado según su palabra; aleluya.
Ruega al Señor por nosotros; aleluya.
Gózate y alégrate, Virgen María; aleluya.
Porque verdaderamente ha resucitado el Señor; aleluya.
Oremos
Oh Dios, que en la gloriosa resurrección de tu Hijo has devuelto la alegría al mundo entero, por intercesión de la Virgen María, concédenos disfrutar de la alegría de la vida eterna. Por Cristo, Nuestro Señor. Amén.

La Salve

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra.
Dios te salve.
A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva,
a Ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora Abogada Nuestra,
vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos,
y después de este destierro, muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.
Oh, clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios,
para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén

Bendita sea tu pureza

Bendita sea tu pureza
y eternamente lo sea,
pues todo un Dios se recrea
en tan graciosa belleza.
A Ti, celestial Princesa,
Virgen Sagrada María,
yo te ofrezco en este día

alma, vida y corazón.
Mírame con compasión,
no me dejes, Madre mía.

María, madre de la Iglesia, de Pablo VI

Virgen María, Madre de la Iglesia y, madre nuestra.
Madre, siempre dócil al Espíritu de Dios, intercede por nosotros,
hijos tuyos y de la Iglesia a fin de que nos dejemos hacer por aquel que todo lo transforma y hace nuevo.
Que seamos luz en la Iglesia y nuestro testimonio anime a muchos a buscar a Cristo
y a dejarle ser el Señor de sus vidas. Amén

Oh Señora mía, oh Madre mía

¡Oh Señora mía, oh Madre mía!,
yo me ofrezco enteramente a Vos y,
en prueba de mi filial afecto,
os consagro en este día mis ojos,
mis oídos, mi lengua, mi corazón.
En una palabra, todo mi ser.
Ya que soy todo vuestro,
oh Madre de bondad,
guardadme y protegedme
como cosa y posesión vuestra. Amen.

Oraciones a su esposo, el Patriarca San José

La conocida por los lectores de El Criterio en el enlace:

https://www.elcriterio.es/2024/03/19/oracion-a-san-jose/ cuyo autor es el Papa Francisco.

A la excelente anterior, hay que añadir una menos conocida pero que, empleando un término bastante vulgar, funciona siempre.

Y cuando una oración funciona siempre, pues hay que rezarla siempre.

Quien lea la plegaria, la escuche y la conserve como un tesoro precioso no morirá de muerte repentina ni se ahogará, ni le envenenaran ni caerá en manos de nuestros enemigos, ni será quemado, ni derrotado en ninguna batalla.

Es preciso rezarla durante nueve mañanas por vuestras intenciones.

Oh san José, cuya protección es tan grande, tan fuerte y tan inmediata ante el trono de Dios, a ti confío todas mis intenciones y deseos.

Ayúdame, san José, con tu poderosa intercesión, a obtener todas las bendiciones espirituales por intercesión de tu Hijo adoptivo, Jesucristo Nuestro Señor, de modo que, al confiarme, aquí en la tierra, a tu poder celestial, Te tributo mi agradecimiento y homenaje.

Oh, san José, nunca me canso de contemplarte con Jesús adormecido en tus brazos. No me atrevo a acercarme cuando Él descansa junto a tu corazón. Abrázale en mi nombre, besa por mí su delicado rostro y pídele que me devuelva ese beso cuando exhale mi último suspiro.

San José, patrono de las almas que parten, ruega por mí.

 Amen.

 

Que Dios os bendiga y os proteja

Viva Cristo Rey

DIOS, PATRIA y REY LEGÍTIMO

 

Por las transcripciones

Íñigo Caballero

I. Caballero