Los mismos que pregonan el exceso de población mundial. Los mismos que vociferan sobre el apocalipsis climático. Los mismos que esterilizaron a un sinnúmero de mujeres amerindias y africanas o puertorriqueñas sin su consentimiento. Los mismos que negaron el debate científico sobre el Evento Covid-19. Los mismos que ocultan el exceso de mortandad tras unas inoculaciones que llamaron vacunas. Los mismos que dejaron morir desamparados a nuestros mayores en las residencias:

“Si iban a morir igualmente, ¿qué sentido tenía que ocuparan una cama para atenderlos?”

Los mismos que nos incitan a comer carne sintética. Los mismos que nos venden las virtudes de los insectos como alimento. Los mismos que provocaron hambrunas en medio mundo, con resultado de millones y millones de muertos cadavéricos. Los mismos que utilizaron y utilizan el tráfico de drogas para destruir países y enriquecerse de manera infame. Los mismos que amputaron el pulgar a las muchachas bengalíes para evitar que tejieran en los telares. Los mismos que parasitan la economía real con derivados financieros desorbitados, que necesitan la destrucción periódica de medio mundo para chupar y chupar como la sanguijuela. Los mismos que endeudan dolosamente a sus países, aceptando la cuota de deuda asignada por las sacrosantas entidades financieras, generando una deuda perpetua, cuyos intereses son el motivo principal de los déficits fiscales de la Hispanidad toda que, para honrar los compromisos con la usura, harán caer las consecuencias sobre los hombros de quienes se ganan el pan con el sudor de su frente. Los mismos cuyos principios religiosos les enseña que ellos, y sólo ellos, están llamados a dominar a los demás porque son los elegidos y, claro, como elegidos que son, cualquier comentario perturbador hacia su estirpe no podrá ser más que un flagrante delito de odio. Los mismos cuyo mito fundacional se construyó sobre un racismo sin paliativos. Los mismos que engañaron a las mujeres, haciéndolas creer que su empoderamiento pasaba por renunciar a la vida del nasciturus, cuando la meta buscada consistía en destruir su verdadero instinto femenino y reducir drásticamente la población mundial. Los mismos, los mismos, los mismos; siempre los mismos. Los mismos se esconden y azuzan a los demás en un enfrentamiento sin fin para que se destruyan. Siempre ganan, observando el sufrimiento desde las gradas del circo creado por ……; sí, por ellos mismos; nuevamente los mismos. Los mismos que crearon y apoyaron a los Hermanos Musulmanes, a Alqaeda o al Isis; los mismos que empujaron el nacimiento de ETA; pero como esta organización del terror se autoproclamaba marxista-leninista el engaño estaba servido; no importaba si sus campos de entrenamiento estaban en terrenos de una ilustre saga de usureros tan cosmopolita como endogámica a la hora de matrimoniarse; la filiación marxista-leninista o maoísta o marxista a secas se ha utilizado, y utiliza, como tapadera para que plutócratas muy ajenos a tales ideologías hayan desviado la atención; así pudieron instruir y revivir a ETA, cuando parecía derrotada, hasta su resurrección final subida a hombros de la antiEspaña, frente a la mirada bobalicona de la nación inane; la del vino tinto y la tortilla hecha pincho, o la cerveza y la sidra con algo para tapear, y el activismo feroz y amenazante de los memes y las redes sociales; ¡pardiez!, ¡cuánto poderío! Y, como no hay quien nos tosa, vayamos pues a la guerra; adonde nos quieren llevar a golpe de propaganda fóbica contra enemigos de vagos contornos, pero malvados en su propaganda/relato machacón.

En cuanto la podredumbre mediática haga su trabajo y nos convenza de que Satán tiene los ojos rasgados y de que si los rusos son malísimos estos otros son el no va más, el hormiguero androide estará listo para que sus vecinos vayan al matadero. Han leído bien, sus vecinos, porque una cosa es ser androide y otra no intuir que el vinito con lacón con grelos no estará en la carta del rancho de un frente de guerra que demasiados no sabrían ni identificar; ¿no han visto una encuesta callejera donde un ejemplar de la generación más preparada de nuestra historia afirmó que la capital de Asturias era “Asturias city”?

¡Españoles y ciudadanos todos de la Patria Grande llamada Hispanidad!: Cualquier desliz imprevisto o error de cálculo y nos llevarán a la guerra ¿Quiénes nos querrán llevar? Ellos, los mismos: los de siempre.

Pues entonces: ¡¡Que vayan ellos!!

 

Marcelino Lastra Muñiz

Publicado en MICIUDADREAL

Marcelino Lastra Muñiz