Todo un síntoma

 

No pude ver en su totalidad la apertura de los Juegos Olímpicos en Paris, pues tengo buen gusto, y era todo bazofia, debidamente cocinada por la masonería, la homosexualidad y la decadencia de Francia, como nación.

Pero sí me quedé horrorizado cuando vi a la todavía esposa de Felipe VI, creo que es una tal Leticia, con c, con el  brazo en alto, y el  puño cerrado…

Increíble, pero cierto.

Cada día entiendo menos al  Rey…

Visto que su mujer ya no  pinta nada, en términos institucionales, debería ir a los actos con la Princesa heredera, y dejar a la republicana en casa.

En realidad, la consorte no desentonó, en absoluto. Desentonaron los dos.

Primero poniéndose esa cosa ridícula de plástico, que les hacía parecer más payasos de circo que otra cosa.

¿Y Felipe VI es militar…?

¿Todavía no se ha enterado de que si uno se tiene que mojar, se moja, y no pasa nada?

¡Es una pena que no sirviera una temporada en La Legión, y le enseñaran a ser un soldado, de verdad!

El  espectáculo de su esposa, estoy seguro que dará mucho que hablar, y con razón.

El Rey debería pensar en cortar amarras, y cuánto antes, mejor.

Leticia puede ser la Lady Di de la monarquía española.

Solo que nuestra débil institución, cada día más, no resistiría según qué informaciones o filtraciones interesadas, procedentes de la propia casa.

Como dice don Jaime Peñafiel, en España no hay monárquicos.

Hay, o había, “juancarlistas”, pero, desde luego, no  tengo constancia alguna de que haya “felipistas”…

¿Por qué le gusta tanto a la mujer del Rey llamar la atención, y dar la nota?

Es evidente que no acepta su papel  de doña nadie, permaneciendo siempre en un tercer plano, o si me apuran el sexto, detrás del rey, sus dos hijas, los reyes don Juan Carlos y doña Sofía, etc.

Vamos, que hasta el conde Lequio, que tiene educación y buenos modales, debería figurar por delante de ella en el protocolo real.

Pero lo de Paris supone, o debería ser, el punto y final.

Visto lo visto, sería mejor dejarla en casa, puesto que ni es Borbón ni tiene papel alguno en la casa, a excepción de ser la “fiel” esposa, y no lo digo con segundas.

Todo antes que seguir dando la nota por dónde pase el rey que, al fin y al  cabo, es el  Jefe del Estado español.

 

Ramiro Grau Morancho

Académico, jurista y escritor

https://www.ramirograumorancho.com

Ramiro Grau Morancho