Artículo redactado el 18 de enero de 2022 y modificado en julio de 2024

 

INTRODUCCION

En este artículo sobre la situación política y social francesa que dos años de pandemia han provocado y que fue, en lo esencial, redactado en enero de 2022, se encuentran algunas de las claves que explican las recientes revueltas que han saqueado el país galo, así como los códigos para comprender la incompetencia manifiesta de su clase política para gestionar la seguridad de un mundial de futbol o de la incapacidad de sus dirigentes para salir de la prisión ideológica que los tiene sometidos a una falsa realidad que está destrozando su modelo social y la argamasa que une a un pueblo y forja su identidad: su espiritualidad, que en el caso de Francia fue, hasta hace poco, cristiana, pero que ante el fracaso de su deriva hacia un modelo de consumismo laico importado de la anglo esfera más el condicionamiento del factor demográfico, está enmarañando su destino en la tela de araña del islam. Circunstancia que, en una o dos generaciones, pondrá a este país al borde de la explosión civil con trasfondo religioso.

Y aunque este escrito se redactó a partir de las elecciones francesas de abril de 2023, ganadas por Emmanuel Macron en la segunda vuelta electoral, gracias a la estrategia de demonización de la “extrema derecha” representada por el partido soberanista “Alianza Nacional”, no puedo dejar de pensar en la campaña electoral española de 23 de julio de 2023 donde Sánchez, tal y como hizo Macron, ha sacado partido a la demonización de la llamada “extrema derecha” de VOX, y aunque su principal oponente (A. Núñez Feijoo, del PP) ha obtenido más votos, la caída de escaños de VOX, le ha impedido llegar a la mayoría absoluta, lo que Sánchez aprovechó, dando a los grupos separatistas lo que éstos le pedían (excepción fiscal, condonación de la Deuda catalana, ley de Amnistía, autorización de una selección catalana de futbol, … ) para obtener los 7 votos parlamentarios que le faltaban con el fin de gobernar 4 años más, y además, sin privarse de negociar con el PP el reparto de jueces en el CGPJ y en el Tribunal Constitucional, lo que le garantizará la total impunidad penal, a pesar de las sentencias negativas soportadas por su partido (véase resolución final sobre las condenas de los ERE) y los asuntos personales de su familia, cuyas actividades les han llevado al banquillo de acusados.

 

Pero, volvamos a Francia ¿Qué está pasando en Francia?

 

1.- 2022. ESCANDALO POLITICO EN FRANCIA

Francia celebró la Epifanía de enero de 2022 con una tormenta política provocada por unas inoportunas y violentas declaraciones de su presidente, Emmanuel MACRON, reproducidas en “Le Parisien” y en “Le Monde”.

Transmitimos algunos párrafos escogidos, en los cuales, el presidente respondía al periodista hablando de las medidas de retorsión que impondría a los que no querían vacunarse:

* Sr presidente, ¿Qué piensa hacer con los irreductibles galos NO VACUNADOS?

* “Se trata de una pequeña minoría refractaria a la que se puede reducir – perdón por decirlo así – jodiéndola aún más.

Yo no quiero hacer la vida imposible a los franceses, de hecho, protesto continuamente contra la Administración pública cuando ésta los bloquea. No obstante, a los NO VACUNADOS tengo ganas de joderlos (les emmerder), y le aseguro que lo haremos hasta el final. Esa es mi estrategia.

Por supuesto, no los meteré en prisión ni los vacunaré por la fuerza, simplemente, a partir del 15 de enero, ya no podrán ir al restaurante ni ir a tomar una cerveza o beber un café en un bar, tampoco podrán ir al teatro o al cine, …

De hecho, Macron recuerda – en la misma entrevista – que “un NO VACUNADO es un irresponsable y un irresponsable no es un ciudadano».

De esta manera, el presidente pretendía instituir, con el culpable comportamiento colaboracionista de la mayoría de la Asamblea Nacional, ciega ante su líder carismático, un nuevo tipo de sanción “la pérdida del estatuto de ciudadano para los NO VACUNADOS”, una forma de Apartheid a la francesa que instauraba el “Certificado de Ciudadanía”. De hecho, hubo una proposición de ley que no llegó a pasar y que pedía la creación de campos de concentración para NO VACUNADOS.

Por supuesto, no se trataba de una sanción penal, pero solo en apariencia, pues daba autorización al “linchamiento” social, administrativo y económico, facilitando la quiebra de los NO VACUNADOS. De esta manera se instalaba el miedo, la violencia, el colaboracionismo con un Estado policial, destruyéndose la solidaridad y la identidad de un pueblo.

Asimismo, como se podía leer en Le Fígaro: El gobierno, al declarar todo lo que se refiere a la gestión de la pandemia “secreto de defensa”, se aseguraba de que nadie pudiese realizar investigaciones sobre las decisiones políticas, cuyas Actas – bajo la cobertura del “Consejo de Defensa” – no serían consultables hasta que hubiesen pasado 50 años, lo que, en principio, haría imposible encontrar a los responsables que han conducido la sociedad francesa a este estado bipolar y psicopático.

Instauración del Estado de Alarma y modificación del derecho social

Entre las diferentes medidas, podemos citar la instauración del Estado de Alarma hasta el 31 de julio de 2022, lo que permitió a este gobierno romper acuerdos sindicales y modificar las condiciones de los contratos de trabajo de manera unilateral, obligando a las empresas a aplicar de manera intensiva el teletrabajo, bajo amenaza de someterlas a importantes multas, en caso de incumplimiento. De esta manera, los NO CIUDADANOS, NO VACUNADOS, por fin podrían ejercer su nuevo estatuto de esclavos a distancia.

¿Violencia gratuita del actual mandatario francés o maquiavélico comportamiento estratégico?

La última proposición de ley del gobierno francés, que debía ser debatida en el Senado el 18 de enero, pretendía convertir el pasaporte sanitario en una obligación exclusiva de vacuna, y fue precedida de las explosivas declaraciones de su presidente, haciendo decir a algunos comentaristas políticos que habíamos entrado en una dictadura discriminatoria, que anula los derechos de una parte significativa de la población, sin base legal ni sanitaria de apoyo, más bien, todo lo contrario.

Recordemos que según la Directiva 2001/20/CE de 4 de abril 2001, art.2, d, que dice que mientras las vacunas disponibles en el territorio francés sigan en fase 3 de ensayos clínicos, serán consideradas “experimentales”, y el n° de veces que se hayan aplicado sobre la población no cambia su categoría jurídica, lo que explica que la Agencia Europea del Medicamento solo les haya dado una autorización condicional. Para que dicha autorización pueda ser definitiva, los ensayos clínicos tendrían que estar acabados y aprobados, según el Reglamento n° 726/2004 de 31 de marzo 2004, art. 6. Por lo tanto, la vacuna en fase 3 experimental solo puede proponerse a personas voluntarias que, habiendo sido bien informadas, dan su consentimiento libre y con conocimiento de causa, como marca el art. L. 1122 – 1 – 1, del código de la Salud Pública y el código de Nuremberg de 1947. En tales circunstancias, obligar a alguien a vacunarse, bajo amenazas tanto físicas como psicológicas, administrativas o económicas, ataca el derecho fundamental de respeto a la integridad física y entra en el campo de la ilegalidad. Asumir este estado permanente de amenaza como normal es legitimar la caducidad de la democracia para entrar en un nuevo totalitarismo de espectro global que legitima la violencia.

Aunque estos argumentos jurídicos pudieran servir de base a toda protesta legítima, lo que realmente ha golpeado con más fuerza la sensibilidad de los franceses fue la violencia de las amenazas públicas y discriminatorias lanzadas por el presidente Macron contra una porción de sus ciudadanos, convirtiéndolo – según unas personas entrevistadas en un despreciable matón de barrio, y según otras, en un psicópata.

2.- EL MIEDO COMO INSTRUMENTO DE PODER

Entre el miedo generado por la enfermedad, la sensación de que el gobierno miente, para ocultar su mala gestión sanitaria y la constatación de una restricción completa y autoritaria de las libertades fundamentales, ejercida sobre una parte de la ciudadanía que se siente discriminada y amenazada, el ambiente se estaba volviendo irrespirable y la explosión social ya no parecía tan hipotética o lejana.

*Constatamos pues, una estrategia voluntaria y violenta basada en amenazas de limitación de las libertades constitucionales de circulación, de  expresión  y  de  acceso  al  trabajo  y  a  las  actividades  sociales, *observamos una polarización de la sociedad a través del miedo y la manipulación de la información, y *vemos como se produce la creación de parias o ciudadanos de segunda, …, eso es lo que está pasando en Francia, que tan bien describió el escritor francés Houellbecq, autor del best-seller “SUMISION”.

Pero, como decíamos antes, cuando hablábamos del espectro global que se siente en las mutaciones del mundo occidental, ¿Eso  ocurre  solamente  en  Francia  o  se  ha  extendido al  resto  del Mundo?

Francia no es un caso aislado. Observamos cada día una generalización mundial  del  caos, se está produciendo una hecatombe espiritual, cultural y social mundial, lo que anuncia un próximo hundimiento del actual sistema económico social.

En Canadá, por ejemplo, llegaron a suspenderse las indemnizaciones de paro a los NO VACUNADOS. El ministro de Empleo y Seguridad Social explicaba que mientras la salud pública colectiva de los canadienses estuviese amenazada y, por lo tanto, también la economía, las decisiones en materia de salud pública serían prioritarias frente a cualquier otra decisión en los sectores de empleo o de trabajo.

En Quebec, además, se exigió el pasaporte de vacunado para acceder a los comercios de venta de alcohol y cannabis.

Sin embargo, en Singapur, las autoridades anunciaron que los NO VACUNADOS eran libres de su decisión pero que en el caso de ser admitidos en Cuidados Intensivos deberían pagar el coste de la hospitalización, en torno a los 16.000 €.

En Indonesia, por ejemplo, a los NO VACUNADOS se les negó el Permiso de Conducir o se les incautaron los correos y cortaron las ayudas sociales. En una ocasión, una mujer vio rechazada la admisión de una denuncia por violación porque al NO ESTAR VACUNADA no se le permitió el acceso a la Policía.

Como se puede observar, en el resto del mundo las situaciones fueron muy variadas, con el uso y abuso sistemático de medidas coercitivas de tipo administrativo o económicas pero, que yo sepa, ningún representante máximo de otro país había proferido amenazas verbales contra su población como las del presidente francés, por lo que podríamos preguntarnos si dichas declaraciones fueron premeditadas dentro del marco de la campaña electoral, que apenas comenzaba en Francia, o si obedecían a una implantación institucional de la violencia como principal manifestación de la crisis de valores que padece la sociedad francesa.

Del miedo a la crisis de valores, a crisis social y a la crisis identitaria

La utopía europea frente a la pandemia se convirtió en una pesadilla orwelliana, y cabía preguntarse si estábamos viviendo una simple crisis sanitaria y económica o, por el contrario, lo que sucedía – y que sigue vigente hoy – era el reflejo de importantes transformaciones de fondo, que afectan a los  valores y a la identidad del pueblo francés.

Para comprender la situación, consciente del hecho de que sacudir las emociones permite hacer emerger del subconsciente las sensaciones y miedos relegados, realicé una pequeña encuesta para verificar el estado de alarma de algunos ciudadanos, comunicando el siguiente texto a una pequeña muestra:

“Imagínese que, de repente, en su teléfono móvil aparece el siguiente mensaje:

ATENCION! PASAPORTE DE VACUNA CADUCADO

Lo que implica que su teléfono ya no puede enviar ni recibir llamadas, no puede acceder a internet ni pagar los servicios de transporte mientras no se haya puesto al día.

PROGRAME, POR FAVOR, UNA VISITA AL CENTRO DE VACUNACION MAS PROXIMO”

¿Cuáles fueron las reacciones?

Al principio, nadie quiso creer que esto pudiera pasar, sin embargo, cuando les expliqué que estaba ocurriendo en la provincia de Pendjab, Pakistán, donde las autoridades ya habían aislado numéricamente a los NO VACUNADOS, bloqueando sus tarjetas SIM, para que no pudiesen utilizar sus teléfonos, me dijeron, “pero eso no es Europa, aquí se montaría una revolución” (me recordó mucho a la frase “pero Venezuela no es España, aquí no podría pasar”)

Observamos que primero rechazaron la posibilidad de que fuera real y, en segundo lugar, cuando anuncié donde estaba pasando realmente, al miedo le acompañó el confort de la lejanía, “a nosotros eso no puede pasarnos, es imposible, nosotros estamos en Europa, protegidos por nuestro Estado Providencia”

Entonces, para incrementar el stress pregunté: ¿qué diferencia de grado represivo encontráis entre las autoridades de Pendjab y las italianas, teniendo en cuenta que estas últimas obligan a vacunarse a todos los que han pasado de los 50 años y se encuentran en plena actividad profesional, bajo la amenaza de perder el empleo y los derechos de pensión adquiridos por el pago de sus respectivas cuotas de Seguridad Social?, o ¿qué diferencia encontráis con las autoridades francesas que, además de restringir a CERO la vida social de los NO VACUNADOS, creando ciudadanos de segunda, impiden la movilidad interregional en transporte público y amenazan con perseguirlos y hacerles la vida imposible hasta el final?

No hubo respuesta, al menos no una respuesta clara. El ambiente se enrareció, generando angustia en unos y agresividad en otros.

Ejemplo de acoso a un cirujano dentista

Frente a las dudas de mi audiencia, expliqué el caso que había sido presentado en SUD RADIO (Francia) de una dentista NO VACUNADA, a la cual se le negó el derecho a seguir practicando su profesión con la clara intención de arruinarla económica y socialmente. Esta dentista, para garantizar el servicio a sus pacientes, buscó un remplazante VACUNADO, de esta manera garantizaba el servicio y podía hacer frente a los costes estructurales de la clínica dental. Al cabo de un mes, el Colegio de Cirujanos Dentistas le comunicó la obligación de anular el contrato con el remplazante VACUNADO, pues no solo era ella, la NO VACUNADA, la que no podía ejercer, la clínica que lleva su nombre tampoco podía dar los servicios, aunque contratase dentistas VACUNADOS. Entonces, para no dejar a los pacientes sin atención intentó ceder la clínica, pero le negaron la autorización, por lo que tuvo que seguir asumiendo los costes de estructura sin ingresos. Denunció el caso ante los tribunales, pero sin respuesta. Desesperada, intentó por todos los medios, contaminarse para, gracias a la inmunidad natural adquirida, disponer de una autorización de 6 meses, pero la ley que pasó en ese momento preveía que la inmunidad natural equivaliese a la primera dosis de vacuna, por lo que, al cabo de dos meses, si quería seguir beneficiándose del pasaporte sanitario-vacuna, tendría que inocularse, lo que sería la 2ª dosis o perder la autorización de ejercer. La situación parecía kafkiana, y aunque pueda parecer mentira, es lo que estaba pasando en Francia en estos momentos.

Cuando terminé mi explicación, los detalles de la historia del dentista acabaron escandalizando al auditorio y, ofuscados, algunos justificaron lo que le pasaba al dentista por negarse a vacunarse y otros, enfrentados a los primeros, me preguntaron ¿Cuál es el objetivo de esta serie de medidas?

3.- MUTACION SOCIAL

Si nos atenemos a las declaraciones del presidente Macron, cuyas razones, la razón ignora, el objetivo es, como dijo él, “joder” a los NO CIUDADANOS o NUEVOS PARIAS hasta el final, es decir, hasta que inexorablemente sean conducidos a la quiebra económico- administrativa y, eventualmente, se les retiren los derechos políticos (efectivamente, nada garantizaba, en tales circunstancias, que, en abril, los NO VACUNADOS pudiesen presentarse en las oficinas de voto para elegir a su nuevo presidente, lo que hubiese constituido una violación de sus derechos constitucionales y de la Resolución 2361 del Parlamento Europeo, que especifica que nadie puede ser víctima de discriminación por el hecho de estar, o no, vacunado y que nadie debe sufrir presiones políticas, sociales u otras para obligarla a vacunarse).

Ahora bien, esta explicación sobre nuestros derechos y sobre el comportamiento traumatizante del presidente francés no nos aclara, realmente, el fondo de la cuestión ni la deriva social en la que nos encontramos.

¿Cuáles pueden ser las otras razones? A – Transformación social subyacente

Prescindamos de lo anecdótico del comportamiento de una persona o de un grupo de poder y analicemos el cambio social subyacente que se está produciendo desde hace décadas en todo el mundo occidental y especialmente en Francia, donde los “delirios libertarios” surgidos recientemente de un núcleo duro ANTIVAX (ANTIVACUNA) están sirviendo como catalizador de la ambición política en una sociedad que no admite que nuestro modelo social se vea invadido por la incertidumbre, el riesgo y el miedo al vacío de la muerte. Pero acaso, este tipo de dudas y angustia, ¿no han existido siempre? ¿qué ha cambiado o está cambiando nuestra sociedad?

“La “razón” parece esconderse del “miedo”, y el miedo ha sido la constante de esta epidemia, que solo ha sabido despertar comportamientos irracionales y dogmáticos, incentivados por el discurso monocromático de la prensa “oficial”, ampliamente nutrida por las dádivas interesadas del poder”.

Sin embargo, el miedo a la incertidumbre, a la ruina económica, a la enfermedad y a la muerte, no siempre ha desatado la violencia como respuesta.

En otras épocas, ese miedo quedó relegado a un segundo plano, dejando paso al desarrollo social, económico y espiritual de las sociedades occidentales. Existe pues, un factor, del que no tenemos consciencia y que, al cambiar los comportamientos sociales, influye sobre la evolución más o menos positiva de la sociedad ¿Cuál es el elemento imperceptible o subyacente que forma parte de nuestra identidad y que cada vez que se intenta prescindir de él se generan períodos convulsivos con tsunamis de violencia?

Para algunos es la consolidación de la filosofía liberal, para otros es la tradición greco-romana y para otros son los derechos humanos reconocidos en la Revolución francesa cuando ésta acabó con el viejo mundo de castas y privilegios, sin embargo, pocos hacen referencia al cristianismo que, a través de la Escuela de Salamanca, erigió los cimientos del liberalismo, de la Ilustración y de la moderna declaración de derechos del hombre, dando forma y consistencia a las sociedades occidentales, convertidas en democracias modernas donde se protegen los derechos individuales.

La argamasa de la construcción liberal europea, aunque muchos hayan querido ocultarlo, es el cristianismo. Filosofía que subyace en nuestras constituciones nacionales y en el propio Tratado de Roma de 1957.

El cristianismo es el punto común, espiritual y cultural, de cada Estado nación europeo, que ha facilitado nuestro entendimiento y permitió crear la conciencia de pertenecer a la misma civilización sin poner en duda las identidades nacionales, no obstante, existe una pulsión, en Occidente, que quiere relegarlo de la historia y cada vez que hemos intentado erigir la ciencia, el consumo, la ecología o la filosofía igualitarista y colectiva en fundamentos de una nueva sociedad, lo hemos hecho excluyendo la inspiración cristiana, produciéndose convulsiones político-sociales violentas.

Los acontecimientos históricos que lo demuestran no faltan, así por ejemplo, la Revolución Francesa generó casi 40.000 muertos en tan solo 10 meses, la Revolución Bolchevique, al eliminar el cristianismo de su sistema político igualitario colectivo, facilitó un totalitarismo sin frenos donde las muertes se cuentan por millones, el Nacional Socialismo de los años 30 en Alemania, al eliminar de sus pautas la tradición judeo-cristiana (en el Mein kampf se podía leer “el individuo no es nada, la comunidad nacional (racial) lo es todo … “), engendró un monstruo que arrasó los condados de Europa en una guerra sin cuartel, hasta que, a partir de los años 50, la tradición cristiana vuelve a federarnos para construir la CEE en abril de 1957, la cual, aun siendo cristiana de espíritu, nunca tuvo el valor de explicitarlo, dejando la puerta abierta a nuevas “utopías”.

B – Consumo y Estado Providencia

¿Qué está pasando hoy en día en Europa, y en Francia, más concretamente? Los años de crecimiento económico (Los llamados 30 Gloriosos, en Francia) asentaron el Estado del Bienestar en nuestras conciencias. De esta manera, la protección de Papá Estado (Estado Providencia) y un mundo basado en el consumo como forma de realización de las aspiraciones sociales, fue desplazando poco a poco, y de manera imperceptible, la espiritualidad cristiana, la que nos hace responsables individuales de nuestros actos ante la promesa de trascendencia y de acceso a un mundo mejor. Por lo tanto, nuestra capacidad para afrontar la incertidumbre, el riesgo y el miedo, se fue reduciendo, en la medida en que Papá Estado se ocupaba de nuestra seguridad, dicho de otra manera, nuestros derechos y deberes individuales se fueron substituyendo progresivamente por la protección colectiva lo que, indirectamente, significaba acumular más poder cedido en las élites gestoras de nuestro bienestar, es decir, creando más privilegios para una aristocracia sin rostro, la cual, con el advenimiento de las Nuevas Tecnologías (NT) y la Inteligencia Artificial (IA), empezó a controlar nuestras vidas a través de la satisfacción y manipulación de nuestras necesidades, beneficiándose de no tener enfrente a un verdadero contrapoder como la moral cristiana, poco a poco degradada por los continuos ataques mediáticos a la integridad de sus estamentos.

En tales circunstancias, las crisis económicas que recurrentemente aparecen han reforzado el poder de las nuevas élites, convirtiéndolas en castas como las del Antiguo Régimen. Además, los mensajes subliminales de la publicidad y la insistente incitación al consumo, objeto de deseo cada vez más inaccesible, son fuentes de frustración, polarizan y dividen la sociedad, haciendo que el individuo busque con ansiedad lo colectivo, como refugio de una identidad ya difícilmente reconocible y siempre al borde del abismo de la exclusión.

Constatamos pues, que la dependencia social del individuo actual, sin disponer de la cobertura y el refugio de la espiritualidad cristiana, es el germen de la violencia social que estalla en los períodos de crisis, lo que explica que el hombre moderno busque una compensación que le arrope, le proteja y le haga sentir que pertenece a una comunidad, por eso, como compensación al vacío dejado por el cristianismo, ha aparecido la religión de la ecología, del clima, en fin, de la “Pachamama”, religión con dogmas, pero sin espíritu, que antepone lo colectivo al individuo, lo material a lo espiritual, la dependencia a la libertad, transformando los Derechos Humanos del Individuo en Derechos Colectivos. Este fenómeno ha generado una brecha filosófica y social por donde se infiltran tanto el totalitarismo burocrático y colectivista como otras religiones universalistas, entre las que destaca el islam (sumisión).

Este es el panorama de fondo de la sociedad francesa actual, con grandes dificultades para reconocerse en sí misma y defender su identidad.

C – La identidad como telón de fondo del debate electoral

Establecidas estas bases y volviendo al comportamiento de Macron, tal y como lo describimos al principio, es legítimo preguntarse cuál es la parte que ha determinado su insultante y discriminatoria explosión teatral. ¿La fría estrategia política electoral? ¿los sentimientos desbordados de impotencia y frustración? ¿su globalismo “progre” anti soberanista? O ¿todo al mismo tiempo?

Debemos tener presente que falsear la historia de la construcción de nuestros derechos, hoy constitucionales, desvinculando el nacimiento de estos de la tradición cristiana, está creando un problema de identidad en los pueblos europeos, y Francia no escapa a esta dinámica.

Observamos que la radicalización de los ecologistas, cuyos dogmas convierten la salvaguarda del planeta en la nueva religión, justifica las acciones violentas dirigidas hacia aquellos que no aceptan diluirse en el globalismo colectivista reinante y polariza aún más la sociedad, creando, como hemos dicho antes, un vacío, una grieta, por donde otra corriente espiritual universalista se está infiltrando en la sociedad francesa: el islam.

Esto explica la aparición – en 2022 – de un candidato sorpresa: Eric Zemmour, que ha hecho irrupción en la campaña electoral enarbolando el tema de la identidad, como una construcción histórica de la nación francesa basada en la espiritualidad judeocristiana que se apoya en el individuo y en su libre albedrío, identidad que Eric Zemmour dice que hay que defender frente al multiculturalismo globalista y colectivista que solo beneficia a las nuevas castas en el poder. Hablamos de elementos que Zemmour ha marcado de su impronta a través del problema de lo que él llama “gran reemplazo o gran substitución”, poniendo el dedo en la llaga de una inmigración masiva que reclama, en la sociedad francesa de acogida, el respeto de sus diferencias religiosas, jurídicas y culturales, sin querer asimilarse, lo que genera una progresiva destrucción del tejido socio-cultural y profesional, provocando desconfianza y miedo, ya no hablamos solo de la presión a la baja del salario medio en Francia, o de la alteración del equilibrio de ciertos sectores productivos característicos de la identidad francesa como son el vitivinícola y el de los derivados del cerdo, también hablamos de los comportamientos sociales, de la segregación y limitación de derechos de una parte de la población y de los continuos ataques a una parte de nuestra cultura popular, como es la música y el baile. La metamorfosis, como tan bien la describía Kafka, está alterando los valores esenciales y gangrenando la médula espinal de nuestras conciencias, convirtiendo la población francesa en sumisa, y en la comunidad de la sumisión, la concepción religiosa además de generar tabús alimenticios intenta legitimar diferentes estatutos entre los ciudadanos (hombre – mujer), con diferentes derechos y deberes, lo que ya ha creado un reflejo, en una parte de la sociedad francesa, que permitió abrir la puerta a la diferenciación de derechos entre VACUNADOS y NO VACUNADOS.

Contrariamente a lo que muchos piensan, y de lo que acusan a Eric Zemmour, su lucha por la salvaguarda de la identidad francesa no es racial, sino cultural, sociológica y espiritual. El éxito del libro “Sumisión” del escritor francés Michel Houellebecq, es una clara muestra de la situación a la que intenta hacer frente Zemmour, y lo que permite explicar, en parte, la lucha política actual y las maniobras “macronistas” para que la campaña electoral no se le escape de las manos, pues en pocos meses, de ahí el miedo de Emmanuel Macron, Zemmour ha impuesto los temas clave de la campaña electoral:

Identidad nacional, reivindicada a través de nuestra historia

Origen cristiano de nuestras libertades individuales

Frenar imperiosamente el gran reemplazo, controlando la inmigración originaria, fundamentalmente, de los países musulmanes

Reindustrialización nacional frente a la atomización globalista

Además, en pocos meses, su movimiento, llamado “RECONQUISTA”, consiguió más de 70.000 afiliados que realmente pagan su cuota, lo que prácticamente ningún partido había conseguido hasta ese momento. Lo que explica que las encuestas le diesen en torno a 20% de las intenciones de voto en la primera vuelta. Estos datos daban razón a las encuestas que demostraban que casi el 70% de la población francesa acepta su posicionamiento, en lo que se refiere a la inmigración, al gran reemplazo y a la identidad, lo que implica que, sin haber utilizado el tema de la pandemia, estaba en posesión de un argumento electoral de peso que podía dañar profundamente las expectativas de Macron.

Frente a un posicionamiento basado en la salvaguarda de los derechos individuales inspirados del cristianismo y de defensa de la identidad de la nación como una construcción histórica que no solo da sentido al Ser francés, sino que además le ofrece un destino, fuera del globalismo multicultural –  lo que para Zemmour implicaba frenar inmediatamente el gran reemplazo y defender la soberanía nacional de la intromisión de organizaciones internacionales –  la opción de Macron parecía y parece ser el uso, aunque sea por la violencia verbal y administrativa, del miedo inmediato a la perdida de la salud y la vida, unido a la pérdida de todos los derechos individuales, en aras del bienestar y de la protección colectiva y solidaria.

Las oposiciones, que subliminalmente se introducen en todos los hogares, a través de una prensa sometida son claras:

  • Individualismo egoísta frente a colectivismo solidario y protector
  • Identidad nacional rancia y racista frente a multiculturalismo globalista moderno y democrático
  • Cristianismo de castas frente a laicismo ciudadano y abierto
  • Extrema derecha fascista frente a liberalismo progresista e internacionalista
  • ¿Quién no prefiere ser solidario, moderno y democrático, ciudadano abierto y liberal progresista a egoísta, racista, defensor de las castas y fascista?

El objetivo es que el tema “SEGURIDAD COLECTIVA” pueda vencer al tema “IDENTIDAD NACIONAL”, y para ello, la violencia y el miedo, son factores esenciales del discurso.

En aquellas elecciones, no se sabía si Eric Zemmour podría obtener las 500 firmas de apoyo de alcaldes y electos locales que necesitaba para poder presentarse – el viejo sistema de 100 firmas creado por DE GAULLE, fue convertido en 500 firmas por Giscard DESTAING en 1976, para limitar la competición con candidatos molestos como Jean-Marie LE PEN, así, en 1981, con una campaña de acoso mediático a los alcaldes, LE PEN no pudo presentarse y tampoco pudo erosionar la candidatura de François MITERRAND, lo que posiblemente hubiera permitido una nueva victoria de Giscard DESTAING, pero no fue así, y MITERRAND venció sin problemas a Giscard DESTAING, a quién le salió el tiro por la culata – pues la mayor parte de los elegidos locales, como en las elecciones de 1981, recibieron presiones para no apoyar la candidatura de Zemmour. Además, desde el mandato de François Hollande, todas las firmas de apoyo a uno u otro candidato se han vuelto públicas (antes solo se hacían públicas 500 firmas, por el sistema de sorteo). De ahí que la estrategia de estigmatización de Eric Zemmour fuese tan importante y que, en el marco de dicha estrategia, la política de oposición del miedo- seguridad y protección-solidaridad laica–globalismo multicultural contra la libertad-incertidumbre-egoísmo cristiano-nación histórica y cultural, pudiera imponerse en esta campaña, aunque para ello, Macron tuviese que insultar a una parte de la población y crear ciudadanos de segunda zona hacia quienes dirigir odio y miedo, aun sabiendo que, para los otros, los protegidos sumisos, dicha situación es como una espada de Damocles permanente o, en términos revolucionarios, como una guillotina preparada.

 

Francisco QUEIRUGA

Economista español residente en Francia

 

Este artículo fue publicado en el periódico español “La Tribuna del País Vasco” : https://latribunadelpaisvasco.com/art/16138/francia-bajo-el- yugo-liberal-progresista-de-emmanuel-macron.

* En este artículo sobre la situación francesa, redactado en enero de 2022, se encuentran algunas de las claves de las recientes revueltas que han saqueado el país galo, y aunque el artículo se hizo pensando en las elecciones francesas de abril del pasado año que, al final, acabó ganándolas Macron con la estrategia de demonización de la “extrema derecha”. Cada vez que lo leo, me hace pensar en la actual campaña electoral española para formar gobierno que acaba de concluir este 23 de julio de 2023, donde Sánchez ha sacado partido a la demonización de la llamada “extrema derecha”, como hizo Macron en Francia, y aunque su principal oponente (Feijoo) ha obtenido más votos, la caída de Vox, le impide llegar a la mayoría absoluta, lo que, sin lugar a dudas, conseguirá Sánchez, dando a los grupos separatistas lo que éstos le pidan, con tal de gobernar 4 años más.

José Francisco Rodríguez Queiruga