Entre la incompetencia pepera y el pasotismo criminal del PSOE
Los españoles pagamos impuestos a los Ayuntamientos, Diputaciones Provinciales, Autonomías, Gobierno Central y UE. (En Aragón, también a las comarcas).
Reciben diversas denominaciones, tasas, precios públicos, etc., pero son impuestos, al fin y al cabo.
Por no hablar de las cotizaciones a la seguridad social, de pago obligatorio, y que son de las más caras del mundo. (Alrededor de un tercio de los sueldos, entre la escasa aportación de los trabajadores, y la elevadísima de las empresas).
Y cuando sucede una catástrofe como la de Valencia, vemos con sorpresa y estupefacción que no te ayuda nadie, y esos recaudadores de tributos son solo eso, recaudadores, pero nada más.
Todo el dinero se va en gasto corriente, millones de enchufados en las numerosas administraciones públicas, fundaciones, observatorios, que todo lo observan, pero nada ven, etc.
Unos echan la culpa a los otros, y los otros a los unos…
¡Y a cobrar a fin de mes, por no hacer nada!
Mazón, al menos, ha cortado algunas cabezas, entre otras la consejera de Interior, que la pobre era tan tontina que no sabía que había un sistema de alertas, y la posibilidad de avisar a la población. ¡Menos mal que le avisó un funcionario, varias horas después!
Y la otra, la que decía que los cadáveres dónde mejor estaban era en sus casas, varios días después de la catástrofe, para que sus familiares pudieran “disfrutar” de ellos.
Pero las dos aparecían siempre bien vestidas, conjuntadas, y pasadas por chapa y pintura, es decir, por la peluquería.
Lo primero es lo primero.
¿Y el gobierno, o más bien desgobierno, central, de España…?
Todos desaparecidos en combate.
La “presidenta” en la India, haciendo negocios privados, y visitando universidades, como “catedrática” que cree ser, y su marido, el presidente consorte, haciendo el canelo, como siempre, y pasando de todo.
Teresa Ribera en Bruselas, intentando cautivar a los altos dignatarios de ese cadáver llamado la UE, con su nariz prominente, y su antipatía, petulancia y engreimiento habitual.
Me recuerda mucho a un catedrático de filosofía del Derecho, del que algún compañero decía que “conocerle era odiarle”, dado su carácter, sus formas y, sobre todo, su sectarismo a babor.
Mientras tanto, los valencianos siguen dejados de la mano de Dios, y esa Generalidad, diputaciones provinciales y ayuntamientos, son incapaces de afrontar la situación, posiblemente por falta de medios y por incompetencia.
Y Sánchez, más chulo que un chulo de saunas gays, que ya es decir, diciendo por tres veces: “Si quieren algo, que lo pidan”, y lavándose las manos a continuación, como Pilatos.
Como decían ayer en la 13 televisión, se han limpiado las calles principales, para dar la impresión de que aquí no ha pasado nada, pero hay doscientas treinta personas fallecidas, además de los desaparecidos, la porquería sigue en los garajes, más de cien mil coches amontonados, camino del desguace, miles de casas pérdidas o gravemente deterioradas, y sin que haya reconstrucción alguna, sino simple supervivencia, como pueden.
¿Esta es la España solidaria, entre los hombres y las tierras de España, que queremos…?
¿Para qué está el gobierno de nuestra Patria?
Pues, por lo visto, para llenar la nación de extranjeros ilegales, traer pateristas y menas, y alojarles en hoteles de tres y cuatro estrellas, a pensión completa, y por tiempo indefinido, mientras los pobres valencianos tienen que mendigar un plato de comida caliente.
Todo mi apoyo a los valencianos, y mi solidaridad con ellos.
Solidaridad que quiero personalizar en doña Clara Perales, convecina y amiga, Presidente de la Casa de Valencia en Aragón, que trabaja incansablemente, junto con la directiva y todos los socios, para enviar alimentos, medicinas, enseres de utilidad, etc., a Valencia.
¡Va por vosotros, amigos!
¡Viva Valencia y Viva España!
Ramiro Grau Morancho
Académico, jurista y escritor