Algunos periodistas hablan de Gracita Bolaños, como si se le diera un aquel a Gracita Morales, pero yo creo que es el  Rasputín del zar y la zarita, Pedro y Begoña.

El Caudillo Franco tuvo su hombre de confianza, que diseñó el  nuevo estado, después de la ruina de la segunda república, y la quiebra de España, del Estado de Derecho, de la división de poderes, y de todo en general. Se llamaba Serrano Suñer, y era un eximio jurista, Abogado del Estado, por más señas.

El “Fraudillo” Sánchez tiene también su ministro para todo, Rasputín Bolaños, que acumula en su ministerio los tres poderes, el ejecutivo, el  legislativo y el  judicial…

¡No han cambiado mucho los tiempos, desde el 36 al 2024!

Hoy leo los diarios digitales, los únicos que miro, pues los de papel  están todos subvencionados, y solo obedecen al amo, es decir, a quien les subvenciona, y veo que Rasputín Bolaños dice que el CGPJ no debe elegir al  candidato que, al  parecer, goza de mayor predicamento en la carrera judicial, y aunque es un hombre de izquierdas, dicen que es bastante ecuánime en su forma de actuar profesionalmente.

¿Cómo es posible que el ministro de todo y para todo se inmiscuya en las funciones y responsabilidades, propias y específicas, del Poder Judicial…?

¿Cree que Sánchez es Maduro, y que ya vivimos en Españazuela?

No entiendo como tiene la desfachatez de presionar a “sus diez consejeros” del CGPJ, para que elijan a una presidenta de su cuerda.

O de poner a parir a magistrados, que ejercen constitucional y legalmente sus funciones, por resoluciones adoptadas en el  ejercicio de sus cargos, y que son un derecho y un deber para ellos…

Es un hombre peligroso, muy peligroso, pues bajo esa apariencia de persona modosa, que nunca ha roto un plato, se esconde un animal político, o más bien politicastro, de la peor especie, siempre al servicio de su amo y señor, Maduro Sánchez.

Sabe perfectamente que el día que deje de ser útil al amo, tendrá que volver al Banco de España, a hacer nóminas, seguros sociales y resolver problemas laborales.

¡Qué triste es una castuza política sin principios ni dignidad, siempre a las órdenes de quienes les mandan, y sin un atisbo de independencia en sus decisiones!

Son como los obedientes perros, la voz de su amo.

 

Ramiro Grau Morancho

Académico, jurista y escritor

https://www.ramirograumorancho.com

Ramiro Grau Morancho