Europa, Francia y España: Identidad, Nación y Democracia (I)

¿Qué ha pasado en los últimos 46 años en España?

Solo la ocultación, la manipulación y el olvido de estos elementos, que configuran una parte de nuestra identidad, pueden explicar la anomia de nuestra juventud y el por qué llevamos ahora 46 años perdiendo una gran parte de todo lo que habíamos construido, hasta tal punto que el Estado está actualmente endeudado al 128% del PIB, eso quiere decir que nada nos pertenece realmente pues cada año el gobierno debe vender una parte de su patrimonio para pagar los intereses de la deuda, que oscilan entre 33.000 millones de € y 42.000 millones de Euros, quedando a deber el principal, el cual aumenta cada año con el déficit anual. Dicho de otra manera, todo aeropuerto, puerto, castillo, palacio o pazo (ejemplo: Pazo de Meirás) que pase de manos privadas al Estado, ya pertenece, en parte, a los bancos que prestan la deuda pública al Estado, como está pasando con muchas de nuestras empresas con capital público:

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Si seguimos con esta política, seremos un país completamente dependiente del capital financiero y perderemos toda nuestra autonomía de decisión, es decir, nuestra democracia dejará de existir como ya ocurre en muchos países hispanoamericanos, pero los títeres que la habitan, para mantenerse en sus poltronas, y pagar la eterna deuda del Estado, nos someterán a un “estado inane” con subidas constantes de impuestos (los Presupuestos Generales del Estado para 2021, 2022 y 2023 son un ejemplo evidente de esta afirmación) y continuos recortes de libertades (Estado de Alarma/Excepción, de 6 meses sin control parlamentario del ejecutivo), y además, dividiéndonos en reinos de taifas (CCAA cada vez más insolidarias), anulando nuestra lengua común (Ley CELAA) y ocultándonos o manipulándonos el pasado para que caigamos fácilmente en el linchamiento de la cabeza de turco que en cada momento convenga hacer aparecer gracias a los medios de comunicación oficiales, completamente sometidos.

Es evidente que el desconocimiento de nuestro pasado nos hace más sumisos y manipulables. ¿cómo reconstruir nuestra identidad?

 

Europa

Salgamos de nuestras fronteras y analicemos la cuestión de la identidad en Europa

Volviendo al fenómeno europeo, cualquiera que fuese la causa de la apatía expresada durante las elecciones al Parlamento Europeo, y que analizaremos posteriormente, constatamos que, pasadas las elecciones, todo volvió a la normal, como si nunca hubiese pasado nada, o como si el voto que se solicitaba a cada ciudadano no tuviese, en su fuero interno, ningún valor o capacidad para aportar transformaciones sociales visibles, y ese parece ser el problema tanto en España como en Europa.

Asumir esta situación como una realidad política y social incontestable, y acomodarse a esta situación, es, quizás, el mayor peligro de los países europeos y de la Unión Europea. Por lo que, si queremos encontrar una solución, estamos obligados a plantearnos una serie de cuestiones sobre la identidad europea, la división territorial, el modelo federal y la polarización social, la capacidad de liderazgo, las grandes corporaciones y el ideal épico y legítimo de ERASMUS

Por ejemplo, en lo que se refiere a su identidad, ¿será capaz la Unión Europea de afirmarse y expresar sin miedo de lo políticamente correcto su verdadera identidad histórica, social y espiritual? O, en lo que se refiere a sus límites territoriales,

¿tendrá la fuerza de carácter suficiente como para no disolverse en una balcanización regional, anunciada como necesaria por los Gurús de una postmoderna Europa Federal de las Regiones, construida sobre la abolición de las naciones? Si  el  voto  se  manifestase  a  favor  de  las  superestructuras

federales, aglutinando regiones sin el respeto de las fronteras y de las culturas de los Estados Nación, ¿serán los ciudadanos europeos conscientes del hecho de que, al actuar así, están cediendo todo el poder a las grandes corporaciones mercantiles y financieras, auténticas fuerzas geopolíticas sin rostro?

 

Ciertas políticas de la UE, hasta ahora consideradas elementos clave en la construcción de la identidad europea – Programa ERASMUS – ¿tendrán alguna baza que jugar en favor de la UE y de la solidaridad? ¿o serán lo contrario?

Para poder responder a estas cuestiones, recordaré algunos de los aspectos tratados durante mi intervención en la Conferencia de las OING del Consejo de Europa, organizada por la Academia del Gran Este, el 17 de junio de 2018 en el Parlamento Europeo de Estrasburgo, sobre la Europa de las Regiones y la Identidad Europea:

“Uno de mis profesores en el Instituto de Altos Estudios Europeos de Estrasburgo, sabiendo que yo era gallego, me lanzó la siguiente afirmación: “Con el modelo regional actual, marcadamente diferente entre todos los países europeos, la realización de la Europa de las regiones y el alcance de los objetivos europeos de desarrollo es actualmente imposible, a pesar de la riqueza y originalidad de nuestros programas”

Con esta frase se pretendía identificar el problema, es decir, saber si el modelo de organización social, económica y política de Europa, basado en las regiones, podría consolidar el proyecto europeo de unión, y si así fuese, ¿qué se necesitaría para conseguirlo?

La resuesta, casi unánime,  a las encuestas que pude realizar en mi entorno profesional fue “la solución es el reconocimiento de la identidad europea”.

 

¿Cómo abordar la cuestión sin ser capaces de identificar la identidad europea?

En el marco del desarrollo personal, se suele considerar que para enfrentarse al mundo y construirse, el buen conocimiento de sí mismo es el soporte esencial de nuestra arquitectura. En base a esto, podemos suponer que para alcanzar los objetivos de una construcción europea sólida y con porvenir, el reconocimiento de la identidad europea es una condición necesaria, aunque no sea suficiente.

 

¿Porqué?

Para obtener el reconocimiento del otro es imprescindible conocerlo y reconocerlo, algo realmente difícil de conseguir cuando el otro vive, estudia y trabaja a miles de kms. de distancia, cuando habla una lengua distinta y, sobre todo, cuando utiliza referencias culturales y de comunicación muy diferentes de las nuestras.

 

Dos caminos nos permitirían vencer la barrera de la ignorancia de nuestra diversidad cultural:

  • El primero y sobre el que todo el mundo parece estar de acuerdo, puede describirse  a  través  de  la  secuencia siguiente: Educación – Formación – Aprendizaje, traducido en: Educación en valores comunesFormación al conocimiento –  Aprendizaje vía realizaciones.
  • El segundo, y consecuencia lógica del primero, consiste en promover la movilidad tanto regional como transnacional de estudiantes, de trabajadores, de enseñantes, de investigadores y de sus patentes o investigaciones.

Ahora bien, estos dos factores o caminos clave, necesitan una definición clara del modelo educativo y territorial, que sea, en la medida de lo posible, igualitario y sin barreras, para evitar la división territorial a la española, donde el modelo educativo es diferencial y, en vez de unir a los españoles, los separa (España nos roba), provocando la ignorancia del otro o deformando las imágenes reenviadas. La consecuencia de todo esto es la progresiva eliminación de la libertad de circulación de los trabajadores, de los estudiantes, de los enseñantes y de los investigadores, entre los diferentes territorios, generando un muro de insolidaridad entre ellos y la imposibilidad de llevar a cabo proyectos comunes.

Desgraciadamente, hemos podido ver como en Cataluña, la educación diferencial dada a los niños durante 30 años ha hecho creer a muchos en un origen étnico diferente del resto de los españoles, y también en un abuso constante del poder central de España ejercido contra ellos y generando un robo sistemático de su patrimonio. Recordemos la famosa frase “España nos roba”.

Hasta tal punto, sus espíritus fueron manipulados que buscan de manera frenética una fantasmagórica independencia basada en el miedo, el odio, la ignorancia y el rechazo del otro. La creación de una identidad basada en el rechazo del otro rompe la unidad de la Nación y facilita la manipulación de nuestra historia.

Cuando consideramos el caso catalán, que no es único en Europa, nos queda claro que la buena gestión de los conceptos de “educación y territorio” son básicos para la construcción europea y para forjar nuestra propia identidad, de hecho, están indisolublemente vinculados entre sí, y en su análisis, surgió el proyecto y, posteriormente, programa ERASMUS, desarrollado por la Unión Europea con un cierto grado de subsidiaridad, con el fin de reforzar la identidad y el conocimiento de los europeos entre ellos, en relación con la educación, el territorio y la movilidad, pues el proyecto se desarrolla sobre varios territorios y constituye, así lo creían sus conceptores, un perfecto trampolín para la inserción y la movilidad profesional de todos los europeos.

 

La cara oculta de ERASMUS

Desgraciadamente, el programa ERASMUS, cuyo objetivo principal fue alcanzado con bastante éxito, presenta una cara oculta pues su éxito se produjo entre una población económicamente muy acomodada, es decir, entre aquellos estudiantes cuyos padres, antes de que estos se presentasen al programa, habían podido financiar previamente varios viajes lingüísticos, un alojamiento en el extranjero y la inscripción en escuelas no siempre asequibles al bolsillo de la clase media, hoy casi desaparecida en muchos países europeos. Precisamente, esta población minoritaria y con medios privilegiados es la que más se ha beneficiado de los programas  ERASMUS.  Por  otro  lado,  el  hecho  de  que

ERASMUS solo sea una financiación subsidiaria de la Unión Europea deja la parte más importante de la inversión en manos de las familias, lo que constituye un verdadero hándicap para aquellas que son más modestas. Por si fuera poco, con los años y la popularidad del programa, así como con la posibilidad para los beneficiarios de ERASMUS de obtener prácticas de empresa y puestos en el extranjero, a menudo en las instituciones europeas, se ha creado una casta de ciudadanos europeos bien formados e informados que se comunican casi exclusivamente entre ellos, creando redes de colocación que han acabado cerrando sus puertas a todos los estudiantes no originarios del mismo medio.

Esta deriva ha terminado creando una identidad europea de élites, haciendo aparecer dos categorías antagónicas: los Erasmistas y los Otros.

 

Impacto socioeconómico y político de ERASMUS

El análisis social y económico de la Unión Europea, con la nueva perspectiva generada por el descubrimiento de la nueva casta de erasmistas, me ha permitido constatar un incremento de los desequilibrios socioeconómicos provocados por dicho programa, que antes me pasaban desapercibidos. Se trata de desequilibrios que frenan la creación de un verdadero mercado interior y que se han producido, principalmente, en el interior de los países europeos donde la crisis económica y financiera, tanto como el declive industrial, han golpeado más fuerte, y la razón es evidente, pues las poblaciones que más hubieran necesitado beneficiarse de los programas ERASMUS son las poblaciones que menos se han beneficiado, debido a

la falta de medios para pagarse los viajes, el alojamiento y las matrículas universitarias. En consecuencia, las diferencias sociales se han incrementado sin parar, provocando que la tan anhelada identidad europea se convierta, en realidad, en la identidad de las élites, creando en las clases modestas un espíritu de duda y de sospecha creciente frente a las políticas europeas de una Unión Europea que, desde el principio, solo quería ayudar. Es esta la imagen de Europa que rellena los espíritus de muchos europeos y explica en gran medida el fracaso de las elecciones de mayo de 2019 al Parlamento Europeo y, aunque en menor medida, las elecciones de mayo de 2024.

 

¿Qué podría hacerse para que las clases sociales que se han sentido abandonadas vuelvan a creer en Europa?

Desde mi punto de vista, habría que comenzar por mejorar los programas ERASMUS con programas de “Compagnonnage” interregional financiados por los Estados y, subsidiariamente, por la Unión Europea, y hacerlo en una proporción consecuente.

No nos olvidemos de que, en el momento presente, en Europa, existe una élite separada de las preocupaciones de los otros habitantes y que esta élite, que ha completado sus estudios con ERASMUS, se ha vuelto muy europeísta, pero, debido al alejamiento económico y social de los otros ciudadanos, ella misma ha generado en las clases populares un rechazo profundo a la idea de Europa y, sobre todo, un rechazo a la falsa identidad europea creada por la élite erasmista.

El éxito inicial de ERASMUS ha creado un nuevo problema y pone en peligro todos los trabajos para reforzar la identidad europea.

 

Crisis de identidad y retorno de los populismos

La consecuencia del fenómeno que hemos descrito es el renacimiento de los populismos nacionalistas similares a los de los años 30 del pasado siglo. A esta situación se le añade la diversidad regional europea donde constatamos que las regiones más beneficiarias de los intercambios ERASMUS son las más ricas y que, durante la crisis financiera, se han vuelto también las menos solidarias, como el caso ya comentado de Cataluña. Cuando esto sucede, el proyecto europeo pierde toda su fuerza y las poblaciones modestas que se han sentido abandonadas pierden sus referencias, así como las ganas de implicarse en su reconstrucción, por eso hablamos de poblaciones anómicas.

 

¿Existen soluciones?

Analizando la cuestión desde un punto de vista nacional, he constatado que si los modelos regionales no consiguen armonizarse (problema de Cataluña o del País Vasco), la idea de identidad europea solo puede disolverse o, en el mejor de los casos, difuminarse, salvo si, para compensar los efectos de las diferencias se aplica la subsidiaridad europea, coparticipando la UE en la financiación de los proyectos de movilidad nacional entre regiones, pues si el objetivo es construir la Europa de los Ciudadanos, es necesario comenzar por transmitir los verdaderos valores de igualdad, de fraternidad   y   de   solidaridad,   es   decir,   reduciendo   las

diferencias de nivel de vida y facilitando el acceso al conocimiento y al desarrollo interregional por la vía del aprendizaje.

Dicho de otra manera, es imprescindible encontrar el método para evitar que la afirmación regional de la diferencia se convierta en una barrera para la construcción europea, lo que quiere decir que habrá que obtener el consenso de todas las organizaciones implicadas para completar la acción positiva de ERASMUS y limitar sus efectos negativos ya producidos, como el incremento de las diferencias, la disminución de la solidaridad, la educación diferencial, la dominación de las minorías y el desconocimiento de su historia y del otro, en el interior de su propio país.

 

Sugerencias para completar el programa ERASMUS

Estudiando las estructuras de aprendizaje de la Edad Media, me ha parecido posible introducir el “compagnonnage” como una variación complementaria y nacional del programa ERASMUS, facilitando el acceso al alojamiento y por lo tanto a la movilidad, con una cofinanciación subsidiaria unida a la apertura de las puertas de las empresas y de las administraciones regionales para promover el compartir valores comunes entre jóvenes de diferentes regiones. Este método aumentaría la participación de las clases modestas y medias en la construcción de una identidad europea, evitando la dominación de las minorías marginales, populistas, insolidarias y desintegradoras, que se apoyan en la crispación generada por la inmigración masiva y en el hecho de que

actualmente, casi el 60% de los europeos viven en el umbral de pobreza.

Considerando lo dicho, el “compagnonnage” presenta la ventaja de reducir la diferencia entre erasmistas y compañons, permite romper las barreras regionales y hace posible la creación de una identidad europea de base amplia que comparta valores y que, a largo plazo, consiga acabar con la ocultación de la historia. No obstante, este sistema aun no nos permite deshacer el problema de los intercambios lingüísticos ni el nepotismo erasmista en las instituciones europeas. La Europa de las Regiones, no puede substituir a la Europa de las Naciones.

 

José Francisco Rodriguez Queiruga

Economista, jurista y presidente de la Cámara de Comercio Latinoamericana en Francia

Ex secretario general de la Federación Europea de Cámaras de Comercio Españolas

José Francisco Rodríguez Queiruga