El régimen sanchista aspira a mantenerse en el poder hasta la muerte de Pedro Sánchez,  por lo  menos, y para eso prepara una batería de leyes de privilegio, destinadas a proteger la corrupción de Begoña Gómez, de su hermano, de su cuñada, de sus padres…

Antes se decía que la familia que reza unida, permanece unida, pero ahora habría que decir que la familia en la que todos se corrompen permanece unida, por la corrupción y la necesidad de echar tierra sobre sus delitos.

Tenemos un régimen que no gobierna, no soluciona ningún problema de los españoles, sino que los acrecienta, y cuyo fin único y último es mantenerse en el poder,  porque si no  se desmoronará el castillo de naipes en el  que se refugian, y acabarán todos en los tribunales, y es muy posible que en la cárcel.

Las leyes deben ser generales, destinadas a proteger el bien común y a la mayoría de la sociedad.

Caso contrario, son leyes de privilegio, que solo buscan el beneficio de una o varias personas… Leyes que podríamos decir que llevan nombre y apellidos.

En este caso concreto, deberíamos hablar de las leyes de Begoña Gómez, que quiere regalarle, como ofrenda de Navidad, su eterno enamorado, Pedro Sánchez.

Claro que esta gente es atea, o más bien anticlerical, y solo creen en el Ramadán, el euro, la corrupción, como  estilo de vida, y el  botox, que piensan les mantendrá eternamente jóvenes.

A Dios gracias, la juventud es la única enfermedad que se cura con el tiempo.

Nuestros constitucionalistas, legisladores y juristas, todos de sobresaliente calidad técnica, y me refiero a los de antaño, no a los de hogaño, establecieron diversos mecanismos, tanto penales para las injurias y calumnias como civiles para la protección de los derechos fundamentales al honor, la intimidad y la propia imagen.

También la ley reguladora del  derecho de rectificación.

Y como  colofón del  sistema, la Agencia Española de Protección de Datos, AEDP, que, por desgracia, no sirve para nada, o para bien poco.

En otras palabras, que hay numerosas formas de defenderse de cualquier ataque injusto e ilegal a cualquier persona o institución.

Pero de lo que realmente se trata es de poner puertas al  campo, impedir la libre circulación de la información y opinión y, en definitiva, establecer un sistema represor, más propio de la dictadura de Maduro que de sistema democrático como en España. (Con todos sus defectos, por supuesto).

¿Lo conseguirán Sánchez y su banda…?

En nuestras manos está hacer todo lo  posible para evitarlo, denunciarlo en los medios independientes que quedan,  antes de que los cierren, ante la Unión Europea, en los juzgados y tribunales, y donde fuere preciso.

Al fin y al cabo, las únicas batallas que se pierden, son las que nunca se libran, con esa rendición preventiva, tan propia del PP.

 

Ramiro Grau Morancho

Académico, jurista y escritor

https://www.graueditores.com

Ramiro Grau Morancho