Hace poco  se felicitaba nuestra Alcaldesa de que Zaragoza ya superaba los mil policías locales en nómina.

Teniendo en cuenta que la ciudad ronda los 800.000 habitantes, de los que 200.000 por lo  menos, son consumidores libres de cargas, es decir, que no aportan nada, la cifra es muy elevada,  sobre todo para nuestros sufridos bolsillos y espaldas.

Se promulgan bonitas ordenanzas municipales, prohibiendo circular en bicicleta o patinete por las aceras,  orinar en las calles,  tirar la basura fuera de los contenedores, etc., pero como no hay un solo policía local patrullando por las vías públicas, todo ello se queda en papel  mojado.

¿O cree el  Ayuntamiento que los nacionales y extranjeros se leen todos los días el Boletín Oficial de Aragón, sección de la provincia de Zaragoza, estudian concienzudamente, y hasta comprenden, las Ordenanzas Municipales…?

En mi calle,  por ejemplo,  hay un carril para bicicletas y patinetes, con dos vías, para ambos sentidos.

Pues bien, esta mañana bajo a la calle, paso a la acera de enfrente,  donde había sol,  pues ando escaso de vitamina D, y debo tomar más el sol, y me encamino a una farmacia próxima, para recoger diversos medicamentos, que soy un enfermo con piernas.

Al llegar a la altura de la farmacia,  giro a la izquierda, para entrar en ella (excuso decirles que no llevo espejo retrovisor, ni  luces de posición),  y pasa por mi lado, rozándome, un fornido negro, vestido  con ropa de camuflaje militar, de esa de color marrón,  a una velocidad endiablada…

No me ha dado un tremendo golpe por la espalda casi de milagro, y de ser así, ahora estaría en urgencias, en el mejor de los casos,  o,  posiblemente, muerto.

Varias personas que paseaban por allí han puesto el grito en el cielo, y yo he llamado rápidamente al 092, simplemente para quejarme de lo sucedido. (La llamada,  con mi móvil, estará anotada en sus registros).

Los vecinos y contribuyentes, que pagamos religiosamente nuestros impuestos, cada día más elevados, por cierto, ¿tenemos que aguantar esta total inseguridad…?

El  tipo, militar o refugiado, pues creo Marlaska les provee de ropa militar, y hasta de la guardia civil,  para vestirles de alguna manera,  ha girado a toda velocidad en la siguiente esquina,  ¡y fuese, y no hubo nada!

Al paso que vamos, tal  vez la señora Alcaldesa promulgue una nueva ordenanza,  obligando a los viandantes a llevar un espejo retrovisor en la mano, y a señalizar con una linterna eléctrica si queremos entrar en algún comercio, parar a ver un escaparate,  o pararnos a hablar con un amigo o vecino, etc.

A grandes males, grandes remedios.

Y si no, a establecer un nuevo gravamen, para poder pisar las calles y andar por ellas.

 

Ramiro Grau Morancho

Académico, jurista y escritor

https://www.ramirograumorancho.com

Ramiro Grau Morancho