Conforme se fueron promulgando las numerosas leyes de transparencia, la estatal y las autonómicas, comencé a hacer uso de las mismas, pidiendo numerosa documentación, datos concretos, etc., a las administraciones públicas.
En los últimos años, coincidiendo con el régimen totalitario-comunista sanchista, he observado lo siguiente:
Se agotan los plazos para contestar, y muchas veces no se contesta nada, lo que te obliga a acudir al consejo de transparencia y buen gobierno (dime de que presumes, y te diré lo que no eres), quien, tras agotar los plazos, acaba contestando, en la mayoría de los casos dándote la razón y requiriendo a la administración competente, para que conteste debidamente.
En el ínterin, pasan varios meses, con lo cual el asunto, problema o denuncia, va perdiendo fuelle, y uno se sigue haciendo mayor… (La juventud es la única enfermedad que se cura con el tiempo).
Y vuelta la burra al trigo; al final, a trancas y barrancas, de mala manera, contestan, pero no a lo que has preguntado, sino lo que les apetece contestar, con lo cual volvemos al principio.
Hay que volver a reclamar al consejo de transparencia y buen gobierno, en siglas CTBG, que vuelve a darte la razón, faltaría más.
De nuevo la administración es obligada a facilitar los datos pedidos, pero normalmente salen por peteneras: están colgados en la web, búscalos tú mismo en un montón de páginas del boletín oficial del estado, donde se publican el listado de subvenciones, por ejemplo, en definitiva, conviértete en un detective privado para investigar el dato en cuestión…, o date por derrotado.
Como yo soy aragonés, y por lo tanto tozudo como una mula vieja, vuelvo a reclamar a la CTBG (dime de que presumes…), y éstos, invariablemente, no te hacen ni puto caso, y no contestan nada.
Invariablemente.
Por pelma y por pesado.
Al final, y no lo descarto en absoluto, voy a tener que optar por la vía penal, y denunciar o querellarme contra alguno de esos responsables de la “transparencia opaca”, a ver si se toman su trabajo y sus responsabilidades, más en serio.
En el caso aragonés, normalmente contestan, lo más tarde posible, por supuesto (deben de estar muy atareados, tomando café y desayunando), pero suelen enviarte, indefectiblemente, al boletín oficial de Aragón, BOA, o a las webs de las distintas consejerías, con lo cual eres tú el que tienes que hacer el trabajo por el que esos ociosos funcionarios cobran sus buenos emolumentos.
¡No vamos a estar al servicio de los que nos pagan el sueldo, faltaría más!
Hasta ahí podríamos llegar…
Y cuando los casos se refieren a políticos profesionalizados, que no profesionales, tanto del PSOE como del PP, ambas administraciones, la aragonesa pepera, y la nacional sanchista, se cierran de piernas, no dan dato alguno, e intentan aparentar una virginidad de la que carecen, como las putas de un burdel.
Al final, voy a tener que acudir ante la UE, primero para denunciar esta situación, primero para que sepan cómo actuan los gobiernos del PSOE y del PP, ocultando y tergiversando datos, y segundo para que me faciliten esa información y documentación, relativa a subvenciones de las que han sido beneficiarios altos cargos de ambas partidas (no es un error).
¡Y es que deben de pensar que, la caridad bien entendida, empieza por uno mismo!
Ramiro Grau Morancho
Académico, jurista y escritor