La necesidad de una nueva política económica que rompiese el estancamiento en el que vive el país, se hacía necesario desde la precariedad reforzada por la reforma laboral tramitada por el gobierno de Mariano Rajoy. El actual momento provocado por la epidemia de Corona virus ha puesto en evidencia un país que tiene una alta dependencia del exterior, lo que ha favorecido   la dificultad de la gestión.

Nuestro país se describe por un sistema autonómico que impide la ventaja de un mercado nacional, entorpece una gestión eficaz de la educación y la sanidad, que ahora estamos pagando por la imposibilidad del ministro de poder realizar una acción de respuesta conjunta y debilita la formación de una conciencia nacional con la aplicación de un sistema educativo compartimentado. Un régimen de tamaño mastodóntico que  consume un fuerte gasto público, imposibilita la gestión eficaz y únicamente sirve para favorecer el clientelismo político.

Una nueva industrialización 

Esto causa la necesidad de la modernización de la estructura tributaria, simplificando y reduciendo las cargas impuestas a las empresas y a la sociedad. La reducción del gasto no productivo ni social, favorecería la disminución de una presión fiscal excesiva en nuestra situación de precariedad, y crearía un contexto más idóneo para la inversión privada, tanto nacional como internacional. La epidemia ha demostrado la ausencia de líneas de producción en nuestro país, al optar en la década de los ochenta por la desaparición del tejido industrial, por presión de algunos países europeos, que eliminaron la competencia española, en vez de favorecer su competitividad con el acceso a las nuevas tecnologías. Los motores de nuestro desarrollo fueron en los sesenta y setenta la industria del automóvil, la química y la naval junto al turismo, ahora necesitamos más vectores de crecimiento que estimulen esas líneas de producción que hemos abandonado a favor del extranjero.

Un punto es la necesidad de desarrollar la investigación, vinculada no sólo con la educación, sino con el resto de los ámbitos económicos. El CIMA de Pamplona es un clúster modelo en investigación farmacéutica, pero que no se acompaña con la producción en el país. En la agricultura, la modernización y elevación de la explotación agrícola, a través de los resultados obtenidos por los investigadores del CSIC, comprensibles por los graduados de las EFAS, han proporcionado la formación profesional necesaria que favoreciese mejoras de explotación, y explotaciones agrícolas idóneas.

La necesidad de energía barata debe ser suplida, con el aumento de las energías limpias, en lo que somos una potencia en ascenso, y en la construcción de centrales nucleares, disponemos de uranio, que nos permitirá rebajar la alta dependencia que tenemos del extranjero.

Necesidades sociales

Otras necesidades son facilitar una amplia reserva de suelo en los centros urbanos para facilitar la construcción de viviendas baratas y dignas, como ya se hizo en el pasado. De ese modo  se permite la obtención de un patrimonio a las nuevas familias y la oportunidad de acceder a ellas a unos precios reales y no favorecidos por la especulación de la corrupción.

La seguridad de un trabajo que dé consistencia al mantenimiento de una familia, y no la creación de contratos volátiles por su temporalidad; la flexibilidad, no en el despido, sino en el horario laboral que permita ganar tiempo en familia. La inversión en la asistencia domiciliaria a nuestros mayores, que favorece el empleo social, y no su masificación en residencias como muebles abandonados. La reforma sindical que lleve a la creación de un verdadero sector que defiende al trabajador y no la permanencia de sindicatos correas de trasmisión de los partidos y amarillistas por la entrega de inmobiliario y ayudas públicas, patrimonio de todos los españoles.

En definitiva una política económica social que proporcione crecimiento y seguridad, y nos aleje de un estatismo chavista empobrecedor, y de un liberalismo salvaje que trae precariedad y riqueza únicamente a una minoría que tiene el extraño privilegio de no tener patria.

José Luis Orella