A simple vista parece que de la noche a la mañana la energía nuclear se ha puesto de moda en el mundo, pero la realidad es que ya antes de la actual crisis creada por el gas, había un gran número de países que ya habían incluido la energía nuclear en sus planes de transición energética. Todo lo que está sucediendo en estos meses no ha hecho otra cosa que confirmar que su estrategia era la correcta. Quizás el caso de Francia sea algo diferente pues la actual coyuntura ha llevado a su gobierno a pasar de un plan para reducir a largo plazo su dependencia de la energía nuclear a lanzarse a la construcción de nuevas centrales e impulsar el desarrollo de los reactores nucleares medianos.

Canadá es un ejemplo de transición energética eficaz, porque va a cumplir los objetivos de reducción de emisiones, y eficiente, porque lo hace compaginando el objetivo anterior con mantener la competitividad de su economía, la seguridad del suministro, la estabilidad del sistema eléctrico y la creación de riqueza. Canadá va a pasar en no más de 15 o, como máximo, 20 años de un portafolio compuesto por carbón, petróleo, gas, agua y uranio a un portafolio formado por nuclear, hidráulica, solar y eólica, junto con los sistemas de almacenamiento masivo de energía que en su momento estén disponibles. Canadá es hoy uno de los países pioneros en el desarrollo de los reactores nucleares medianos y pequeños, y probablemente será el primero, junto con EE.UU., que en occidente ponga uno en operación.
Polonia es otro buen ejemplo. Hoy genera casi el 75% de su electricidad con carbón, teniendo unos 28 GW de potencia instalados, y el 8% con gas, unos 2.5 GW. Ellos saben que para reemplazar esa potencia con energías solar o eólica necesitarían 3 veces más de potencia instalada, aproximadamente 100 GW, pero además necesitarían unos sistemas de almacenamiento masivo de energía que hoy, y en el corto plazo, no existen. Para Polonia la solución pasa por construir centrales nucleares que sustituyan a las de carbón, dotando al sistema de una energía de base que le dé estabilidad y seguridad de suministro. Pero además le permita no depender del gas ruso que los llevaría a una dependencia política de Rusia y a estar sujetos a los vaivenes de suministro y precio que estamos viendo.

Es importante decir que hoy por hoy, más allá de las centrales hidráulicas de bombeo, no hay sistemas de almacenamiento masivo de energía, pues las baterías no lo son. Por mucho que avance esa tecnología no hay forma de iluminar ciudades o proveer de electricidad a grades industrias con baterías. Por ello contar con una energía de base limpia, fiable, competitiva y no dependiente es fundamental.

China e India son casos como el de Polonia, pero multiplicado por cifras de dos dígitos. Lo mejor que le puede pasar a la humanidad es que China e India construyan más nucleares y detengan la construcción de centrales de carbón.

Reino Unido está decidido a cerrar sus plantas de carbón, prácticamente ya lo ha hecho, y a reducir el uso del gas. Para ello decidió hace unos años construir nuevas centrales nucleares, apostando por las grandes de más de 1000 MW y las medianas de alrededor de unos 300 MW. De hecho, su propio gobierno reconoce que va con retraso en su plan de construcción de nuevas nucleares.

Los reactores de tamaño mediano y pequeño podrían acelerar todo el proceso pues el coste de construcción, total y por MW, es menor que en el caso de los reactores de más de 1000 MW, así como el tiempo total de ejecución del proyecto. El diseño avanzado y simplificado de estos nuevos reactores no sólo mejora la seguridad, sino que hace que se puedan construir por componentes, montados en fábricas, minimizando así las operaciones en los emplazamientos. Esperamos ver en operación alguno de estos nuevos diseños a finales de esta década.

No cabe duda de que todo lo que estamos viendo estos meses confirma las decisiones tomadas por los países citados, y ayuda a otros a tomar decisiones en la misma dirección, como Australia. Yo estoy convencido de que no tardaremos mucho en ver la construcción de reactores medianos o pequeños en Estados Unidos, lo que no es necesariamente un cambio de rumbo, pero sí un reforzamiento de las ideas que ya tenían las anteriores administraciones, y que la actual ha confirmado.

Dado que la construcción de nuevas centrales nucleares es intensiva en capital, la decisión que la Unión Europea tome respecto a la inclusión de la energía nuclear en la Taxonomía será muy importante para la toma de decisiones de los países. En este aspecto las discusiones en la COP26 y el debate abierto sobre el tema, pueden suponer un cambio muy importante y decisivo hacia la puesta en marcha de nuevos proyectos nucleares en Europa, si finalmente se confirma su inclusión.

No podemos acabar este análisis sin remarcar que Alemania, Bélgica o España van exactamente en la dirección contraria a la de los países citados, no solo no están pensando en la construcción de nuevas centrales, lo que en algún caso podría ser discutible, sino que además están cerrando las que tienen en operación. Estas decisiones harán muy difícil el cumplimiento con sus compromisos medioambientales, reducirán la competitividad de sus empresas y hará que sus sistemas energéticos sean menos robustos, y por lo tanto más expuestos a los problemas de suministro y a la volatilidad de los precios de la electricidad.

José Emeterio Gutiérrez es expresidente de Westinghouse Nuclear

Publicado en diario ABC – 21/11/2021

José Emeterio Gutiérrez: Energía nuclear y transición energética en el mundo (abc.es)

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