El ejército de Rusia ha entrado en Ucrania alegando, parece ser que falsamente, que existía un genocidio contra quienes se sentían rusos y habitaban territorio ucraniano. Todo el mundo está sorprendido y casi indignado, preguntándose cómo se puede tomar una solución tan drástica basada en informaciones falseadas, cómo puede un país invadir otro en pleno siglo XXI, cómo es posible que nadie apoye militarmente a Ucrania y qué sanciones se van a imponer a Rusia.

Yo recuerdo, hace un tiempo, también en pleno siglo XXI, cómo Estados Unidos invadió Iraq alegando, falsamente, que había armas de destrucción masiva. Ciertamente también hubo quien criticó tal acción, pero no recuerdo que públicamente se pidiese que la ONU o la OTAN atacasen a EEUU, ni tampoco que se reclamasen sanciones contra los americanos.

Hay que recordar que las únicas diferencias entre ambas guerras están en el hecho de que Iraq se encuentra en Asia y Ucrania en Europa (parece ser que Europa es intocable, pero Asia no), así como en el detalle de que Ucrania fue rusa desde el origen del imperio ruso, mientras que Iraq nunca fue territorio americano.

No es que yo esté a favor de ninguna guerra, pero… ¡O todos moros o todos cristianos! No se pueden condenar las invasiones que haga Rusia cuando, tanto los hijos del Tío Sam como muchos europeos, hemos hecho lo mismo participando en invasiones a países extranjeros. Y todo ello, insisto, en pleno siglo XXI.

No obstante, para quien tema una intervención internacional que convierta esta acción bélica en una guerra a más alto nivel, debo decir que, en mi opinión, va a ocurrir lo siguiente: La ONU no va a intervenir, porque Rusia tiene derecho de veto en las decisiones de la ONU; la OTAN tampoco va a intervenir porque Ucrania no pertenece a dicha alianza y la intervención de la OTAN no podría considerarse como una acción defensiva, sino ofensiva; por su parte, la Unión Europea tampoco va a intervenir porque no tiene un ejército como tal, y el Eurocuerpo, que fue creado como germen de un ejército europeo, actualmente sólo es una especie de fuerza de acción rápida sin entidad suficiente como para intervenir en esa guerra.

Así que, en mi opinión, todo se va a quedar en declaraciones y postureo, pero nadie va a hacer nada realmente. Incluso las posibles sanciones económicas tampoco van a ser efectivas, porque el resto de Europa también depende económicamente en gran modo de Rusia y la pandemia no nos ha dejado en situación de hacer muchas “machadas” económicas. En resumen, estoy convencido (y espero acertar) de que no nos espera ninguna guerra a más escala que la que hay ahora mismo.

 

C.R. Gómez 

C. R. Gómez