Esta mañana me he despertado sobresaltado, a primera hora de la mañana, con la noticia que daban las radios de la filtración al diario del PSOE, de fragmentos de las conversaciones entre directivos de la Asociación de Fiscales, mayoritaria en el gremio, y el jefe del principal partido de la oposición, el PP, señor Feijóo.
Parece claro, meridianamente claro, que el líder del PP es espiado por el gobierno comunista que sufrimos y padecemos, o los directivos de la principal asociación de fiscales…, o ambos.
Esto solo sucede en países con gobiernos de corte comunista, totalitario y bolivariano, o que van camino de serlo, y con mucha rapidez, como sucede con España.
Poner los servicios secretos del Estado al servicio del partido en el gobierno, no es propio de ningún sistema democrático, o que aspire a serlo.
Que la directiva de una asociación celebre una cena de sesenta personas, en un hotel madrileño con el jefe del principal partido de la oposición, no creo que sea nada novedoso, ni mucho menos secreto, como ha dicho el perejil del gobierno, Félix Bolaños, el okupa del 2 de mayo.
Lo que sí es preocupante, y muy preocupante, es que esa cena haya sido grabada por los servicios secretos o de la policía, (o parte de ellos), y entregada como gran exclusiva al diario oficioso de la PSOE.
La fiscalía es una institución básica y fundamental, en cualquier Estado que se precie, y en el nuestro tiene rango constitucional.
(Vid. el artículo 124 de la Constitución, y la Ley 40/1981, que regula el Estatuto Orgánico del Ministerio Fiscal).
La fiscalía no es poder judicial, como dice Bolaños, pero tampoco tiene independencia, como dice Feijóo…
La fiscalía sí tiene reconocido su derecho a la autonomía, autonomía que el desgobierno sanchista nunca ha respetado, nombrando a una fiscal general ex ministra del mismo partido, para controlar la institución desde dentro, como ya hiciera previamente Zapatero con el taimado Conde-Pumpido, de nombre –pero sólo de nombre-, Cándido.
Y tampoco es poder judicial, pues el poder judicial lo tienen y ejercen únicamente los jueces y magistrados, con independencia -ellos si tienen independencia, cuestión distinta es que muchos no se atrevan a ejercerla, sobre todo si quieren hacer carrera-.
Circula el rumor, creo que intencionado, de que ha sido una fiscal, próxima al actual fiscal general, y con ganas de hacer carrera, la que grabó íntegramente lo hablado en la cena, y lo puso a disposición del diario “oficial” de la PSOE.
No me extrañaría, pues algunas fiscales son de armas tomar, y por medrar un poco en su carrera, sacrificarían su dignidad, personal y profesional…, pero lo dudo mucho, la verdad.
En general, la carrera fiscal está formada por personas serias, responsables y honorables, aunque siempre puede haber algún garbanzo negro.
Hay una frase que dice “Cherchez la femme”, y en esas estamos.
En ese caso, esa no señora merecería el rechazo y el desprecio de todos los fiscales, titulares y sustitutos.
Sí, hay fiscales sustitutos, y yo mismo lo he sido durante doce años de mi vida.
Son fácilmente identificables, pues son los burros de carga de todas las fiscalías.
Yo me inclino más por la tesis de los servicios secretos, pues ya sabemos que Sánchez y el Estado de Derecho son incompatibles.
Sánchez carece de conocimientos jurídicos, y hasta económicos, pues se “fabricó” (o le fabricaron) un doctorado en economía, y su respeto a la Constitución y al Derecho es similar al que Atila tenía a la legalidad de su tiempo.
Sánchez sabe todo de todos, no tiene escrúpulos, y no reparará en utilizar todos los medios del Estado a su servicio, como ya está haciendo con el Falcon.
Piensa, como Luis XIV, que “El Estado soy yo”.
Y así nos va.
Espero que el día 29 de mayo se le bajen los humos, aunque su reacción es imprevisible.
Las personas paranoicas, es lo que tienen, que confunden la realidad con sus deseos.
Ramiro Grau Morancho
Académico, jurista y escritor