Así pues, ¿cuál es el pecado de Vito Quiles? Pues que es nacionalista español y lo ya dicho, que deja en evidencia a los progres. Total, que le consideran un fascista de tomo y lomo (y quizá lo sea, oigan, no sabemos), un facha despreciable. En realidad, por lo visto no hace más que lo que muchos periodistas izquierdistas hacen con políticos peperos o voxeros, tratar de atizarles. Pero claro, que lo hagan los progres, que son los supuestos buenos de la película, es cosa elogiable. ¡Qué gran servicio para el Progreso y la Democracia! Pero que se haga desde la derecha… es intolerable. Así las cosas, resulta que cuando Quiles acude a las ruedas de prensa del Congreso sus «colegas» periodistas se levantan de sus sillas y se largan, y lo dejan ahí más solo que la una —Quiles, créenos: más vale solo que mal acompañado—. La verdad es que el gesto de abandonar la sala cuando pregunta Quiles nos da una idea de la pretendida superioridad moral de los que se van; son repugnantes. Y no, no se trata de defender la labor de este joven, que cada cual podrá juzgar si le sigue. Se trata, más bien, de ver la catadura moral de la prensa generalista, de la prensa del Sistema. Vean ustedes estas imágenes y digan si no siguen todos estos medios una consigna:

 

El Plural

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eldiario.es

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El Periódico

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Huffington Post

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La Sexta

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Agitador ultra. Todos. ¿Esto sí es periodismo? ¿Es esta la ética de los que critican a Quiles? Estos que atizan sin piedad, con saña y con la peor de las intenciones a alguien que les resulta incómodo lo hacen simple y llanamente porque son los mercenarios de la élite progresista. Llevan el ataque ad hominem porque no pretenden informar sino desprestigiar y apartar a un elemento disidente. Por eso le señalan; por eso le hacen el vacío. Son los mamporreros del PSOE. Punto. Si Vito Quiles fuera de izquierdas sería visto con buenos ojos, evidentemente.

Otro ejemplo del papel social que desarrollan los medios generalistas seguidistas del poder político es el que hemos visto en Irlanda estos días. Tras el apuñalamiento de tres niños y una mujer por parte de un inmigrante argelino se desató el caos en Dublín con graves disturbios. Centenares de personas se enfrentaron a la policía y atacaron locales propiedad de o de acogida a inmigrantes. Al día siguiente, los medios llevaban en portada las imágenes de los disturbios. Del ataque a los niños ni una palabra. Por supuesto, los alborotadores eran de extrema derecha, señalan los periódicos y las «autoridades». ¡Cómo no!

Es preciso reconocer, porque es verdad, que no todos los medios actúan de este modo. Ni siquiera todos los periodistas de los medios que, en general, así obran. Honor para ellos. Pero también hay que decir que muchos de los medios de comunicación generalistas están para manipular a la gente, muchas veces mintiéndole descaradamente y sin el menor pudor. Que están para mantenerla entretenida. Que están para mantenerla sedada y sometida. Que están para estigmatizar al que no comulga con sus postulados. Que están para perpetuar una determinada mentalidad que perpetúe a sus amos en el poder. Que están para sembrar la discordia.

Simplemente mercenarios.

 

Lo Rondinaire

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