Por Mons. Jose Ignacio Munilla (22/ 11/23)

 

l. Fijarse en las causas/origen y no en los efectos/consecuencias que estamos viviendo.

2. No pensar en que esta crisis no va conmigo y que no formo parte de ella.

3. Mi primera y gran aportación comienza por mi conversión y por fortalecer mi familia.

4. Oración perpetua y ofrecer mi batalla por la santidad de los demás – es nuestra arma para luchar contra el curso de la historia.

5. Discernir mis talentos y no enterrarlos. Utilizarlos para participar en la vida pública con los dones que Dios nos ha dado (por ejemplo, si eres buen comunicador, utilizarlo).

6. Desperezarse ante las movilizaciones. Asumirlas como una llamada.

7. Utilizar el sentido del humor, siempre desde el buen gusto y como don de Dios. Capacidad crítica si, amargura/quemazón NO.

8. Esperanza: la victoria está en Cristo Resucitado.

9. Vivir este tiempo en Cenáculo: ninguna familia está aislada, juntarse con personas de referencia y de las que puedas aprender cosas de cada una de ellas.

10. Combatirla con el santo Rosario.

 

Puntos clave:

Conversión propia y fortalecer la familia.

Luchar contra la secularización de la persona, que es la verdadera crisis.

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