La Presidenta del Congreso es la tercera Autoridad del Estado, después del Jefe del Estado, que es el Rey, y del presidente del Gobierno, un tal Pedro Sánchez.

La llamo  madame, tanto por su condición de señora, como  por su presunta responsabilidad sobre los numerosos casos de prostitución de las niñas y niños acogidos a la tutela del Gobierno de Baleares, que ella presidia.

Por no hablar, que también, de la persecución de la lengua española bajo su mandato, y los numerosos casos de corrupción en los que está envuelta, incluyendo los negocios, con subvenciones millonarias, de su marido.

Ayer asistí, estupefacto, a ver como desde la tribuna del Congreso se injuriaba y calumniaba gravemente a muy dignos Magistrados, que solo están cumpliendo con su deber, tachándoles de delincuentes.

La Madame, pasando de todo, como quien oye llover…

¿Los españoles tenemos que soportar a una individua que carece de los más elementales principios de educación y respeto a la Constitución y a las Leyes, Código Penal incluido, como tercera Autoridad del Estado?

Creo que no.

No le basta con tener un comportamiento totalmente sectario, que hace buena a su antecesora –lo que ya es difícil-, sino que confunde el Congreso con uno de esos bares que iba cerrando durante la pandemia en Palma, cuando había toque de queda.

Por no hablar de sus vestimentas, impropias de la dignidad del cargo.

Recuerdo haberla visto vestida hace unos meses de una forma tan informal, que parecía recién salida de la playa…, tomando el vermut en cualquier chiringuito.

O, recientemente, con un vestido de colegiala, impropio de sus cincuenta y tantos años, más propio de las menores prostituidas en los centros de menores de Baleares, que ella tutelaba. (Presuntamente tutelaba…).

Comprendo que Pedro Sánchez y su banda se han apropiado de todas las instituciones del Estado, pero la Presidenta del Congreso no puede actuar como una simple correveidile de la Moncloa, pues para ese viaje, no necesitamos alforjas.

En fin, espero que recapacite –aunque lo dudo-, y afronte con un mínimo de dignidad el  tiempo que le quede en la presidencia.

Y que nosotros, los que le pagamos el sueldazo, los coches oficiales, los escoltas, el palacete donde habita, etc., lo veamos.

 

Ramiro Grau Morancho

Académico, jurista y escritor

https://www.graueditores.com

Ramiro Grau Morancho